domingo, 26 de noviembre de 2017

MANUEL SATURIO VALENCIA BIOGRAFIA DE UN MARTIR.

  
« René Depestre cuenta que tuvo lugar, en el siglo XV, antes del movimiento de colonización, y del comienzo de la trata de esclavos, un conjunto de brujos que veían de manera especial al género humano.  Ellos tuvieron la idea de crear un maleficio particularmente reductable:  hacer que el color de la piel, en las sociedades futuras, fuera ligado al rango social, a partir de la transmisión hereditaria de la pigmentación; se trataba de imponer a líneas[1] enteras, justo al fin de los tiempos, una tragedia particular, pero significaba también condenar a la humanidad entera a segmentarse de manera interminable, generación tras generación, en función de apariencias fatalmente inscritas en el cuerpo” (Bonniol , 1992:7)(2).


La Contextualización de su época


Manuel Saturio Valencia Mena, el último fusilado en Colombia y tal vez en Latino América, el primer negro en la historia de Colombia y tal vez de Latino América, en ocupar un alto cargo público, cuando aún la esclavización estaba en las mentes y en las acciones de los hombres de la sociedad colombiana, quienes pretendían conservar los privilegios que esa etapa de las relaciones sociales le permitieron reducir a simples cosas o herramientas a las personas esclavizadas traídas de África.


Dos premisas que se convierten en una sentencia.  ¿Por qué fue el primer negro en ocupar un alto cargo?. ¿Por qué fue el último  fusilado?.¿En qué clase de sociedad se presentaron los anteriores hechos?. ¿Cuáles son las lecciones que nos deja para el presente?.¿Cuales son las inquietudes que nos generan y que aún están sin resolver?.¿  Cómo Manuel Saturio Valencia puede convertirse en un hito para el pueblo afrocolombiano o afro americano?.

Manuel Saturio Valencia es considerado como el “negro” mas importante en la historia de Colombia, de finales del siglo XIX y principios del XX (cfr. Gonzáles ).  Fue el primer negro que ocupó altos cargos en la sociedad colonial racista de Quibdó:  escribano  en la iglesia catedral de Quibdó (1875), cantor del coro, ejecutor de instrumentos musicales, conocedor del inglés, el francés y el latín, Personero de Quibdó a los 21 años, Juez Penal del Circuito, -un alto puesto solo ocupado por blancos, y  además, como propio de su nueva condición social, emulaba el consumo de la élite de la época: su vestimenta, la  compra de propiedades en espacios de moda, fincas, establecimiento de negocios comerciales, etc.,

Sin embargo no siempre fue así,  como se afirma en su biografía  Manuel Saturio provenía de una familia muy humilde,  además negra, y solo su inteligencia y la perspicacia de los curas (siempre contó con su confianza y apoyo), lo llevó, años después a superar su condición social. 

¿Como era Quibdó?, ¿Como se establecían las relaciones sociales y raciales?

Después de la abolición legal de la esclavitud,  (ley 21 del 21 de mayo de 1.851 ), las personas  recién libertas se internaron en las selvas, y a orillas de los ríos empezaron a construir sus humildes viviendas; fue así el caso de los padres de Saturio. Los nuevos ciudadanos ocuparon preferencialmente las márgenes de los ríos  y los afluentes de los mismos, este asentamiento hace que los negros libertos creen un modelo de desarrollo fundamentado en los productos de la minería, la agricultura y la pesca, mientras los blancos se encargaban de la comercialización y la exportación  de los mismos. Si bien es cierto que algunos libertos se asentaron en el área urbana de Quibdó, la gran mayoría de ellos estaba en los  sectores suburbanos, en los montes y en los cinturones de miseria.

Quibdó, ciudad ubicada al interior de la llamada Costa Pacífica colombiana, hoy región considerada, por los gobiernos de Colombia, como la mas marginal y pobre del país,.  rodeada de selva, a finales del siglo XIX era tenida como una de las ciudades más prósperas de la república, ubicada en un lugar estratégico que permitía el intercambio y exportación  de materias primas hacia Cartagena y el resto del mundo, y la importación de lo último de la civilización mundial: estilos arquitectónicos, la literatura, el vestuario, la música, etc.,

En ese sentido, Quibdó era un refugio de comerciantes que se  ubicaron a la margen derecha del río Atrato, que constituía para la época, la principal arteria hidrográfica del occidente colombiano, a través del cual se impulsaba el comercio y la exportación de la madera, la tágua, el caucho, el oro y el platino, hacia las fronteras del viejo continente. Lo que hoy constituye el departamento del Chocó fue asiento de la primera población fundada por los españoles en tierra firme: Santa María la Antigua del Darién, “ levantada por Vasco Núñez  de Balboa y Pedrárias  Dávila entre 1510 y 1514, en plena selva tropical a orillas del río Tanela, una villa a usanza castellana”. ( Historia de la Ilustración en  Chocó y Colombia, editorial. Lealón 2.002, página. 15, Carlos Arturo Caicedo Licona )

Es de resaltar que desde los albores de la independencia (1810), se asentaron en el Chocó colonias del Líbano, Siria, Damasco, lo mismo que inmigrantes de colonias cristianas.  Además de los extranjeros y los afrocolombianos también poblaban el espacio personas del interior del país: vallunos, cundí boyacenses,   antioqueños y oriundos del Viejo Caldas.

Esta ciudad tenía una proporción alta de población negra, pero era dominada en todos
los sectores por una élite blanca, mulata y muchas veces extranjera.

Ciudad donde primaba un orden racial totalmente jerarquizado y heredado de la época esclavista. Donde  había valores y estereotipos para cada grupo, que también, como el resto de la modernidad, eran herederos de otras latitudes. Por ejemplo:  habían dos ideas que se contraponían: la del blanco que  “representaba frente a la Nación, el progreso, la ilustración y el comercio del Municipio, y que los blancos que habitaban las riveras del Atrato, y sobre todo los de Quibdó, son por regla general, robustos, inteligentes, trabajadores” (tomado de Gonzáles, 2003: 89) y en contraposición los negros que eran “la población africana  sin ninguna aspiración, ignorante, supersticiosa y abandonada por instinto” (Ibíd.), En relación a lo anterior (Gonzáles 2003) sostiene que: “La esclavitud lo desarraigó, por eso no comprendió su misión en la tierra y por tal motivo no entendió en todo su significado la libertad otorgada, además de no permitir su participación en la economía, manteniéndose en la autosubsistencia” (Ibíd. página.89).

Claramente se expresa en la cita y aún en la historiografía local de la época una población mayoritaria marginalizada y aún invisibilizada, donde no se establecían aportes para la sociedad y donde solo era utilizada como mano de obra barata, en la cual los imaginarios sobre la esclavitud continuaban recientes, y donde no había acceso, entonces, a escalar socialmente. Era lo que llamaba Jean –Luc Bonniol, 1992, una “sociedad del color”:

En lo político, había un absoluto dominio de interióranos en todos los aspectos , con exclusión absoluta de los nativos negros. Y ello se evidenciaba en el manejo y control del comercio, en los cargos públicos, etc., y por el otro lado, en la posición marginal de los nativos ya expuesta por nosotros. 

Había una estratificación espacial que determinaba espacios étnicos, la calle principal, La carrera Primera, era donde se ubicaban los blancos, en los lugares periféricos, con tendencia campesina  se ubicaban los negros. Era una clasificación espacial que  correspondía a un orden social, étnico y económico “interiorizado” por todos.

En este contexto social se desarrolla la vida de Manuel Saturio,  en donde juega un papel determinante la influencia de los curas Capuchinos que eran los evangelizadores de la época, quienes al descubrir la inteligencia y las habilidades artísticas del niño Saturio, lo adoptan como parte del equipo religioso.


Su Biografía.

Aún se escuchaba el eco de los tambores de la libertad, otorgada a los seres humanos esclavizados desde África y subyugados en  el transporte y comercialización en América, cuando nace en Quibdó-Chocó, un niño negro, hijo del viejo Manuel Saturio Valencia y de Tránsito Mena en la casa situada en la carrera 5ª Número. 24-144 en la nomenclatura de hoy. Ambos realizaban oficios domésticos. Su pobreza era tal que vivían como todos los negros discriminados, de las tareas que los blancos dominantes de la época les encargaban Tránsito vivía:  de vendajes, lavar ropa de otras familias y hacer oficios domésticos, y don Manuel de la carpintería artesanal.

El nacimiento ocurrió el 24 de diciembre de 1867. Fue el alborozo de la familia por que en el ya anciano matrimonio, desde hace tiempo, se esperaba el advenimiento de un niño que alegrara el hogar. Fue hijo único.

Sin embargo, la importancia de Saturio, como es evidente, no radica en su condición de haber sido hijo único, sino en el protagonismo y liderazgo que tuvo para la historia del Chocó, y mas allá de eso, en las comunidades afrocolombianas. Y ello radica en los desarrollos que a partir de las condiciones sociales y políticas del momento conquistó este personaje.

Saturio Valencia vivió una época caracterizada por el racismo, la discriminación, la exclusión, hacia las personas negras, recién emancipadas,  donde la falta de educación y exclusión eran predominantes,  en un medio hostil para las personas negras donde su futuro claro era la servidumbre. Sin embargo, a pesar de las circunstancias Saturio logró trascender su historia, su espacio, su clase social.
¿Como se manifiesta lo anterior?. Para ello vamos a introducirnos en la historia socio espacial del lugar donde se desarrolló Saturio para explicar cómo se inscribió él, en todas las etapas de su vida.

Desde niño, 7 a 9 años, ayudó con el sostenimiento de su familia: vendiendo periódicos, vendajes y haciendo los mandados de la clase dominante. Estos oficios le permitieron aprender a leer por sus propios esfuerzos e influir en los demás niños con quienes organizaba juegos, como las bandas musicales con instrumentos realizados de desechos del medio, con los cuales enfrentaban a los niños blancos y mulatos.  Para la época se presentó el hecho que los niños organizados por  Manuel Saturio, emprendieron una ofensiva para lograr que a los niños negros no se les excluyera del uso de los recursos naturales.
.
En aquella época (1875) no había escuelas para los niños negros, esta fue una lucha emprendida por el sector social al cual pertenecía Manuel Saturio.

Esta lucha permitió que se abriera por primera vez una escuela en la cual  pudieran  estudiar  todos los niños sin la discriminación racial (1879), siendo Director de Instrucción Pública don Jorge Isaacs y César Conto Ferrer, Presidente del Estado Soberano del Cauca y Gonzálo Zúñiga educador payanés, el primer maestro de la escuela.
    
Con la ayuda de los padres capuchinos Manuel Saturio se convirtió en cantor del coro de la iglesia catedral y en ejecutor de algunos instrumentos musicales como: el acordeón y la organela entre otros.  También aprende a tocar guitarra.  Su voz en el coro era escuchada con deleite por todos los asistentes a las misas y aún por las personas blancas que vivían en el entorno de la catedral.

En el crecimiento intelectual de Manuel Saturio sus mentores espirituales lo indujeron a las lecturas de clásicos de la literatura y la filosofía occidental.

Para aquella época, Manuel Saturio se convierte en el escribano de la parroquia,  es el encargado de asentar los nacimientos, los matrimonios, y los decesos, etc. Que en aquel entonces se llevaban a mano.  Estos oficios le permiten tener acceso a información clasificada.  Por otro lado, hay que decir que siendo negro, era representativo que a él se le hubiese dado ese espacio, ello implicaba resentimientos en la época por parte de los blancos.

 Los curas descubren en Manuel Saturio una capacidad intelectual poco común en los niños de la comarca y lo envían a estudiar leyes  a Popayán en donde traba íntima amistad con la familia Navia, heredera de feudos y de una gran influencia social. Por este intermedio consigue ser nombrado Personero de Quibdó, lo cual llena de asombro y envidia a los blancos dominantes. Su llegada a Quibdó despertó alborozo en unos y repudio malsano en otros, ya que consideraban una humillación que un negro fuera nombrado en tan altísimo cargo de la sociedad chocoana. Trajo  el joven Saturio una carta de los Navia en donde se recomendaba al Dr. Emiliano Vernaza, Prefecto Del Chocó,  el nombramiento de Personero de la ciudad. Fue su primer cargo público y Saturio fue el primer negro en ocuparlo. Para la época Saturio tenía 21 años de edad. La alegría de los negros se manifestó en una gran fiesta organizada  a la usanza de la época, a la cual Manuel Saturio asistió vestido de zapatillas negras con hebillas de oro, Flux de paño inglés, sombrero “coco”, y una elegante casaca negra que le daba el acabado perfecto que exige su categoría.  Fue victoreado por sus coraciales y empezó a proyectarse su liderazgo sobre la comunidad negra

Esta recepción marcaría en la vida del joven Personero el derrotero de su vida futura, pues los blancos dominantes se dieron cuenta que estaban frente al crecimiento de un líder en las comunidades nativas, que les disputaría el poder y que el respaldo de los nativos, empezaba a tomar altura entre los negros. Pero también de muchos blancos que despojados de prejuicios raciales veían en Saturio un hombre apto para el desempeño de funciones y liderazgos sociales, como fue la relación entre el padre de Manuel Saturio y don Víctor Manuel García,  quien intuyó la grandeza del joven. El señor García era un abogado empírico, blanco, que pertenecía a la aristocracia de Quibdo.

Para esta época, y dado la influencia extranjera, ya se habían abierto algunas escuelas públicas para la enseñanza de los negros, estos empezaban a competir en fiestas, en vestidos, en alimentación y en vivienda con los señores de la carrera primera (los blancos).

En el ejercicio de la Personería a Saturio se le  presentó una serie de dificultades no sólo con   sus oponentes de clase, sino con la comunidad negra quien se hace al imaginario de que Saturio venía a favorecerlos por el sólo hecho de ser negros, haciendo caso omiso de las faltas que  cometían contra la ley.

La llegada de los hermanos Maristas (febrero de 1.884, 6 años antes habían llegado los Capuchinos ), significó para Manuel Saturio Valencia un adelanto en su formación humanística, con ellos aprendió el Francés, profundizó la lectura de los Clásicos de la Literatura Universal y la música que compartía con su fiel amigo Ceferino Valencia. El joven acompañaba a los clérigos en sus recorridos misionales y en los entierros y misas. Nada más natural que Saturio los acompañara en sus largos periplos evangelizadores, por los ríos y selvas del Chocó.

Para la edad ya las flechas de Cupido empezaban a lanzarse sobre su corazón y el amor recogía sus aromas. Desde niño una niña  vecina a la casa de sus padres, perteneciente a su misma condición social y étnica era preferida por Saturio, se trataba de Arcadia Blandón Salamandra, hija de don Francisco y doña Catalina.  Por otro lado había una atracción mutua entre Saturio y la joven blanca Deyanira Castro Baldrich, hija de una familia pudiente e influyente de la blancocracia, esta familia estaba conformada  por Rubén Castro y   doña Felicidad Balcrich. La joven mantenía rendidos a los jóvenes de la aristocracia y a quienes venían del interior del país y del Viejo Continente, en busca de los favores de la tierra chocoana. A esta familia también pertenecían, Rodolfo, Elvia, Vicente.

En medio de una de estas largas travesías se produce el deceso del viejo Manuel Saturio Valencia dejando en la orfandad a su próspero hijo. Este hecho llenó de profunda tristeza a Saturio lo cual preocupó infinitamente a las personas con quienes se relacionaba, especialmente a su novia, a sus padres y a Ceferino. Su compañera permanente era la guitarra con quien  acompañaba su llanto.

Con el dinero ganado Saturio dio muestras de ser un hombre solidario con su familia. Arregló la casa miserable en que vivían y llenó de alguna comodidad a su anciana madre.

A los 21 años Manuel Saturio Valencia Mena, nutrido de lecturas políticas y románticas, las cuales eran sustentadas en su formación artística, y en los valores éticos y morales que su progenitor le inculcó, empieza su discurrir político El poder social, económico,  político y administrativo estaba concentrado en las manos de los blancos que pertenecían al partido Liberal. Manuel Saturio, apoyado por las ideas cristianas y evangelizadoras opta por pertenecer al Partido Conservador, aun cuando en la base de su formación social estaban las ideas de Emilio Zolá y su fortaleza en las ideas libertarias de Bolívar y Nariño

Empezó sus reuniones políticas con dos o tres godos forasteros (así se conocen los partidarios del Conservatismo en nuestra patria),  ya que la mayoría de sus contemporáneos militaban en el partido opuesto, en obediencia a que fue en el gobierno liberal de José Hilario López, que se consiguió la libertad legal de la esclavización. El peso de la esclavitud  aún hacía mella en la conciencia de los negros que no alcanzaban a descubrir las dimensiones políticas e ideológicas de este adalid de la raza. Sus palabras y su dialéctica eran convincentes. Su pluma plasmada en artículos, poemas y canciones, mostraba a las claras, cual era su proyecto político. Su talento y planteamientos se fueron volviendo irrebatibles por que estaban basadas en la realidad colonial y material  de la época.

Tuvo que enfrentarse a los blancos políticos, escritores y literatos y a notables  de la época en el Chocó. Estas controversias eran en los balcones, en tertulias públicas a manera de cabildos abiertos. Saturio se defendía de los ataques insulsos que más que el contenido de sus acciones se iban por las ramas. Su slogan era: ¡soy el gonfanolero! ¡Soy el banderín de guerra contra la tiranía y opresión de mi raza!

Saturio hablaba de la explotación humana y de los recursos que se llevaban los blancos, incitando a la muchedumbre a no dejarse explotar por esa minoría tirana.
 
Muchos negros aleccionados por sus amos asistían a las reuniones de Manuel Saturio y luego iban a contarles a los blancos sobre el contenido de las mismas, muchas veces tergiversando las palabras y frases de la reunión. Aquí se ganó de parte de los blancos, el remoquete de anarquista, empezando con esto, la consigna de acabar con él.

Es importante observar la cercanía con la emancipación de esclavos (1851), cuando nace Saturio habían  pasado solo 16 años, es de suponer en principio que sus padres habían sido esclavos, se colige entonces que no se podían haber dado cambios transcendentes de relacionamiento ¡entre antiguos amos y esclavos, y que por tanto los relacionamientos eran iguales a los de la esclavitud: opresores y oprimidos.  En ese sentido, un hombre negro con pretensiones que transcendían en las determinadas para su grupo racial implica  una ruptura social. Ahora bien, la trascendencia de este hombre sólo puede ser comprendida o explicada desde su genialidad, o sino, ¿Qué otra explicación darle a un hombre que logró figurar en una sociedad  con mentalidad “esclavista” o con rezagos de ella, en una sociedad donde 100 años después de su fusilamiento se vislumbran situaciones de discriminación?.  El fin de Saturio Valencia fue de mártir; en los antecedentes a su fin este hombre expresaba francas señales de decadencia generadas por la presión social a la que fue sometido, uno podría decir que fue sometido para volver a ocupar el lugar que otros (los blancos) creía que se merecía .  

Anarquista significa aquí no adhesión a los patrones y mandatos de la clase dominante que se decían representantes del Estado
Como los blancos de la época tenían fincas veraniegas, también Saturio consiguió un terreno en las orillas del río Cabí, a donde iba los domingos con sus amigos, a pasar días de esparcimiento. También logró montar una tienda de abarrotes con un crédito que le facilitó su amigo Félix Meluk. Esta actitud de Saturio era criticada por los dominantes ya que violaba los códigos secretos que existían en sociedades cerradas como la quibdoseña: no se podía permitir el ascenso de clase de los de abajo y Saturio era de ellos. Su prédica y actitud era como poner a pensar en que los demás desarraigados también podían zafarse del yugo de la servidumbre y crear propiedades que permitieran desarrollar las fuerzas de trabajo y elevar las condiciones de vida.

Un hombre con aspiraciones consideradas demasiado altas para su época, con intereses de propietario, con capacidad de inversión, con consumos ejercidos por la elite social, y que por tanto inscribía a su familia en otro contexto,  30 años después de abolida la esclavitud,  no era coherente para los otros tanto progreso para un hombre considerado como representante del lumpen?.¿ De lo mas bajo que podría tener la sociedad?

En medio de estas actividades Saturio continuaba sus arengas a los corraciales tratando de que tomaran conciencia y se resolvieran  a cambiar las condiciones heredadas de una sociedad injusta.

Hay que resaltar la coherencia de Saturio Valencia en su prédica y sus acciones, algo también a relevar: un hombre que además de trascender tenía una enorme conciencia social, conciencia en si y para si como diría Marx, que  asume un papel político de defensor de su “raza” con todos los riesgos que ello implica. Habría podido ser mas fácil para él  ser un hombre sumiso dentro del círculo de los otros para no perder los beneficios obtenidos, sumirse a las condiciones de los otros, y pasar inadvertido, este hombre contrario a muchos otros en su situación asume el riesgo de tener conciencia racial, política y social y se considera a si mismo como defensor de su “raza”.
La duración de Saturio en la Personería no fue de mucho tiempo pero demostró ecuanimidad en el ejercicio de sus funciones, por lo cual el Prefecto Vernaza recomendó a Popayán que el joven funcionario fuese nombrado como Juez de Rentas, ya que el aspecto fiscal de la Intendencia estaba desordenado, pues los ricos no pagaban los impuestos, protegidos por las mismas autoridades.

El 18 de octubre de 1899 estalla la que se llamó La Guerra de los Mil días, una confrontación civil violenta que enfrentó a los partidos Conservador y Liberal. Los Conservadores fueron perseguidos y Saturio se refugió en las montañas de Tutunendo. En Quibdó hubo muchas tropelías y asesinatos. El anciano Emiliano Vernaza fue ultimado, el convento de los curas Dominicos fue ocupado y estos enviados en una motonave  río abajo por el Atrato. Crímenes macabros como el de Los Doce Apóstoles ejecutado en Tadó, mujeres violadas y apresadas, mientras Saturio desde sus guaridas libraba las batallas que le merecieron gran reconocimiento al punto de ser designado Capitán del Ejército Conservador. Sus batallas más significativas fueron las de Tutunendo, Capotero y Bellavista, esta ya al finalizar la Guerra. No podríamos decir que hubo vencidos ni vencedores, pues la separación de Panamá obligó a que los jefes de ambas facciones lograran un armisticio.

 Al terminar la guerra, en la Semana Mayor (1903), llega Saturio a Quibdó acompañado de sus copartidarios y son objeto de una gran recepción, todos quieren saludarlo y tocarlo, pero los más alborozados son su madre doña Tránsito Mena, su amigo Ceferino Valencia y las dueñas de su corazón Deyanira Castro y Arcadia  Blandón.  Todos querían saber las hazañas del héroe.

Mientras se desarrollaba la guerra fue encargado del Juzgado de Rentas don Delio Mejía y al regresar Saturio fue restituido en el cargo, cuando Saturio pidió las cuentas claras Delio, quien se asumía como amigo de Saturio, quiso envolatar las mismas por lo cual fue sentenciado por peculado. En 1905, Manuel Saturio Valencia Mena, fue designado Juez Penal del Circuito de Quibdó, venciendo una fuerte oposición de los blancos que querían imponer a Gregorio Ananías Sánchez y que conjuraban con mentiras en contra del joven Juez. Aquí también el Dr. Evaristo Navia, viejo conocido de Saturio, debió acudir a sus influencias para desmontar las argucias racistas de la época.

Al posesionarse del cargo de Juez  Penal del Circuito de Quibdó, lo primero que hizo fue desempolvar los montones de expedientes acumulados en grandes períodos de impunidad. Siendo Juez también fue nombrado profesor de canto de las escuelas públicas que se habían abierto en Quibdó. En este ejercicio se percató de la discriminación racial que querían imponer los padres de los niños blancos contra los negros a los cual Manuel Saturio se opuso con energía y decisión, buscando que los gastos de uniformes y medias nueves, fueran subvencionados por el erario oficial. Su actividad protectora de los derechos de la sociedad se vio reforzada con la presencia de Saturio en las Instituciones, visitaba con regularidad la cárcel para proteger a los reclusos, de las arbitrariedades incluso de los mismos negros que creyéndose superiores, atropellaban a sus semejantes.

En las elecciones presidenciales fue elegido el general Rafael Reyes quien se posesionó el 7 de agosto de 1.904. Nombró un gabinete bipartidista. Saturio estaba convencido de que Reyes haría un gobierno probo por ser del partido conservador y por su postura de ecuanimidad magistral.

Saturio a hurtadillas  se veía con Deyanira y esta a su vez no escatima esfuerzos para estar con  su príncipe adorado, el hombre de quien se había enamorado desde niña y sobre quien había derramado su amor, sin embargo las grandes distancias raciales, el acoso de la familia y de la sociedad en su conjunto, hacían de este amor un imposible.

 Pensaba seriamente que su otra media naranja sería Arcadia, sin embargo jamás le comunicó a su madre sobre sus predilecciones sentimentales. Decidido Saturio, de una manera muy hermética pide a Arcadia desposarse con él. La noticia cunde en el pueblo y Deyanira se entera, lo que la lleva a la cama: “enferma de amor”. Impulsada por este sentimiento, Deyanira desafía los imponderables y con la complicidad de su criada, en una noche de lluvia, completamente disfrazada coge el camino de la casa de Saturio, toca la puerta y se le entrega en el lecho, con la profundidad de los amantes que no piensan si no en confundir sus cuerpos. Una y otra vez lo repite para saciar sus ansias por mucho tiempo insatisfechas, hasta quedar en estado de embarazo.

La “enfermedad” de Deyanira escandalizó el pueblo sobre todo a los blancos quienes poco a poco se fueron enterando de la trama y que les permitía hacer los mas racistas comentarios. Cuando la información llegó a oídos de Rodolfo Castro Baldrich, la hecatombe fue monumental. Allí el honor herido, la furia y la envidia acumulada por muchos años logró escapar de lo más profundo de su sentimiento: “Yo lo mato”, exclamó.

La gravidez de Deyanira, los comentarios callejeros, de su madre, del tío Braulio y de su amigo Ceferino presionaron la conciencia de Saturio y dio como respuesta la bohemia. Nuevas canciones le arrancó a las musas, la guitarra regalada por Félix Meluk, fue su compañera, en las noches y en los días de juerga y de bohemia. El hoy parque del Centenario, fue el nicho de su desesperanza y a donde acudían los contertulios a soslayarse con la diatriba de Saturio.

Los Capuchinos regresaron a Quibdó, en busca de sus pertenencias. Saturio fue a saludarlos y a manifestarles sus agradecimientos por los favores recibidos en la etapa de su formación. Ellos le indagaron por sus éxitos y le manifestaron sus temores por tener que administrar justicia a sus enemigos políticos y sociales.

A la usanza de la época Saturio envió una nota a los padres de Arcadia manifestándoles que el domingo siguiente iría a su casa, a pedirles la mano de la hija. Saturio no recibió respuesta y confiado de su sentimiento se acercó el domingo a la casa de Arcadia, esta había invitado a sus amigas. Todo estaba listo pero don Francisco no salió prestamente, cuando lo hizo fue para decirle a Saturio que el matrimonio había que aplazarlo. Nadie entendió las razones. Saturio bebió esa noche más de la cuenta, el deshonor y la vergüenza lo atormentaban y cuando llegó al día siguiente a la misa, al notarlo el padre Felipe, alicorado este le contó el incidente. Don Francisco fue llamado inmediatamente para que diera explicaciones ya que los sacerdotes consideraban a Saturio como un hijo propio, solo en ese instante los sacerdotes se enteraron de una gran verdad que había estado oculta,  se dieron cuenta de que Saturio era hijo natural de don Francisco y Tránsito, por tanto hermano de padre de Arcadia, lo que constituía un impedimento religioso y moral que bloqueaba las aspiraciones de los novios. Cuando los sacerdotes le dijeron la verdad a Saturio este salió despavorido en busca de su madre para matarla. Ella no estaba, se había  ido para la  finca. En los momentos de mayor ofuscación llegó Ceferino y pudo aplacar a Saturio. Tránsito no volvió a salir de la finca y Braulio su tío y  único testigo, la noche en que doña Tránsito  se le entregó a don Francisco Blandón se  dedicó a la siembra. Acosado por la misma pena  Saturio quedó sin sus familiares en el poblado. Quebrantado Saturio se dedicó a beber día y noche, consiguió amigos falsos que lo incitaban y desesperaban en su pena. Repartió pertenencias y arruinó sus haberes.

 A los cuatro vientos y por el correo de las brujas la noticia se esparció. Los negros serviles eran aprovechados por los blancos para hacer mofa y colocar en ridículo a Saturio. Toda la sociedad se le vino encima. Solo Ceferino trataba de sacarlo del estado miserable en que había caído, pero su empeño no fue suficiente. Dejó de ir a la oficina y el Secretario del Juzgado no cumplía con sus obligaciones. Esta situación dio pié para que sus enemigos aprovecharan la ocasión para denunciarlo ante los Tribunales de Popayán por irresponsable.

La blancocracia de Quibdó conspiraba buscando la fórmula para sacar del medio a Saturio. Los falsos amigos participaban de esta conspiración. Invitaban a beber a Saturio y todo lo iban acomodando a sus nefastos designios.

A finales del año de 1.905, se promulgó la ley 17, que consagraba una nueva división político-administrativa de la nación y el Chocó pasó a ser una Intendencia Nacional. El primer Intendente fue el General Enrique Palacios Medina, quien una vez posesionado se enroscó con las intrigas de la sociedad, contra el Juez, cada uno de los asistentes a la recepción dieron su informe contra Saturio. Allí estuvieron Vicente y Rodolfo Torrijos

De todas maneras el Intendente abrumado por los comentarios racistas del momento fue interiorizando el odio contra Manuel Saturio, máxime cuando   al pretender en amores a Deyanira, esta mostró desden por el General. Por esos días  llegaron unos ingenieros Franceses y fue Manuel Saturio quien mejor los interpretó en sus charlas con las autoridades, lo cual llenó de complejos a quienes veían en él un rival digno. “Au revoir monsieurs”, se despidieron los geólogos.” “Merci beaucoup”, replicó Saturio.

Una de las acciones más intrépidas, mientras Saturio se desempeñó como Juez  Penal del Circuito, fue encarcelar a todos los jueces blancos que le habían antecedido, a quienes sumarió por prevaricato.

En la residencia de Vicente y Rodolfo Torrijos Barbosa, se realizó la primera reunión para fraguar el destierro de Saturio ya que su presencia y actividad prosélita resultaba muy incómoda y estaba cierto que mas temprano que tarde tendría resultados. Ya algunos negros empezaban a poner tiendas en el Atrato y en San Juan y a tasar los precios de sus productos. La duda era el acerbo jurídico para justificar el destierro. Allí apelaron a la calumnia y tramaron pasquines en contra de nuestro personaje, para así acusarlo ante el Tribunal de Popayán. Dos personas nativas los hermanos Balbino y César Arriaga, que concurrían a la reunión, lo defendieron y se retiraron inmediatamente del recinto. Tal como lo habían planeado empezaron a aparecer pasquines de mal gusto, groseros, vulgares y ultrajantes en calles y paredes, contra personajes públicos y señoras de bien. Todo conjuraba contra Saturio y conllevaba a que perdieran en él la confianza y el poco aprecio que la sociedad sentía por él. El cercamiento continuó, la perfidia creció y logró empañar el alma de Saturio.

Al decir de doña Teresa Martínez de Varela, una de sus biógrafas. ( Cfr “Mi Cristo Negro” Página. 284 ) Implacables sus  enemigos no se dan por vencidos y continúan asediándolo en batalla sin cuartel, por lo tanto la tensión nerviosa del Juez, alterada constantemente arrasa con su paz. La tristeza se perfila en su alma y lo domina. Y por esta vil causa del problema del destierro retornó con ahínco al vicio del licor. Su enajenación fue absoluta, perdió el control de su personalidad y salía a la calle a predicar, convirtiéndose es hazmerreír de los blancos y de muchos negros. La Biblia fue su refugio y las prédicas en latín llenaban de gritos y de burlas a quienes lo oían.  … La gritería subía: “Homo hominis lupus”, les decía. “ Magíster dixi”, les replicaba. ¡ Pueblo de víboras, ¿Hasta cuando estaré entre vosotros? Este es Quibdó pueblo carcomido por los gusanos de la envidia y de la injusticia! Almas putrefactas, sepulcros blanqueados!.”.

Una mañana apareció un pasquín en la puerta del médico Fausto Domínguez, su contrincante en la traducción de las lenguas extranjeras, avisado el Intendente, fue al despacho del Juez y lo sacó a empellones para que fuera a la farmacia y limpiara el letrero infame. Esto lo hizo frente a la población, prodigándole una fuerte humillación y con palabras soeces dejándolo mal parado ante sus coterráneos. Rodolfo y Vicente Torrijos Castro Baldrich, Jorge Tadeo Lozano, Delio Mejía, entre otros tramaban cosas terribles contra Saturio.

El embarazo de Deyanira llegó a su epílogo, cuidado por las criadas Céfora y Dorotea. Cuando Felicidad y Rubén, padres de Deyanira, se dieron cuenta de la proximidad del alumbramiento, se armó el escándalo en el hogar, epítetos, insultos y culpabilidades se cernieron contra todas las criadas. El padre se desplomó y perdió el conocimiento, al percatarse que era el Adalid Negro el causante de la preñez. La madre desarrolló un acceso de tos que la puso al borde de la muerte por la tuberculosis que la aquejaba. Al final Deyanira tuvo el bebé en casa de una mujer ciega y vieja que era partera o comadrona tradicional: doña Simodocia. Al nacer el niño, Elvia, hermana de Deyanira, quien venía sufriendo una demencia, buscó a su hermana y en un descuido se  robó el recién nacido , fue con él al mercado y se refugió en una covacha con el bebé. Hasta allí llegó Rodolfo encapuchado, ahogó el niño, lo envolvió en una sábana,  lo empacó en una caja de cartón y lo tiró al río Atrato. Nadie denunció nada, pues esas eran las prácticas de la camarilla aristocráticas de la época, el cadáver del niño fue encontrado cien metros abajo del lugar de los hechos, por unos campesinos, en un remolino del río

Manuel Saturio no se dio cuenta de la trágica desaparición de su hijo. Días después Céfora en una cantina, donde Saturio dormía una borrachera, lo informó del nacimiento  del niño, apiadándose e informándole que había nacido muerto. “OH! Muerte impía, no podías faltar en el camino de mi hijo para colmarme  de amargura y de infelicidad”, exclamó Saturio.

Los perseguidores de Manuel Saturio no descansaban en su afán de destruirlo, quejas ,calumnias, pasquines, consejas y toda la maledicencia llegaba a Popayán, hasta que por fin lograron su objetivo: Manuel Saturio Valencia Mena, fue separado del cargo más importante que un negro, de la época, haya conseguido y fue nombrado en su reemplazo su acérrimo enemigo: Gregorio Ananías Sánchez, desde ese momento y con Saturio despojado de la inmunidad del cargo, se reunieron los conspiradores a decidir la suerte de Saturio.

Destituido y arruinado su almacén, Saturio volvió a la pobreza de su infancia y se enclaustró en el cuarto de su casa dedicado a la lectura, semanas enteras así lo hizo, hasta que en una charla con su madre le prometió no volver a beber. Deyanira se quedó viviendo donde su oportuna partera por que sus padres no quisieron volverla a recibir en su casa. Elvia fue a visitarla y le contó el desenvolvimiento de la trama. Eduardo , Vicente, Gregorio Ananías Juez Superior, el Alcalde Manuel María Lozano, Jorge Enrique Díaz y Delio Mejía, empezaron a fraguar sus planes. Eduardo propuso una asonada, confiado en que por el liderazgo político de Saturio, el Presidente Reyes, confiaría en los detalles del in suceso. No era difícil para los conspiradores armar y aglutinar al pueblo en contra de Saturio, pero esta idea fue desechada por que después de armados los negros, ¿Quién podría evitar que las armas se volvieran en contra de los conspiradores? El Juez Sánchez propuso un incendio premeditado, lo cual era castigado con pena de muerte según el art. 29 de la Constitución Nacional vigente. El plan fue aprobado: Una vez simulado el incendio y aprehendido el inculpado, el Juez lo juzgaría en primera instancia y lo pasaría a la Justicia penal Militar, en donde el General Palacios Medina, de allí en adelante todo estaría en manos de los esbirros del sistema. Ya se sabía que la molicie, la falta de organización y de conciencia de los negros, facilitaría lo que planearon los conspiradores. Visitaron al intendente y no fue difícil convencerlo del  plan. Los conspiradores trajeron a colación hechos que habían ocurrido un año antes (10 de mayo de 1906), cuando unos conspiradores iban a asesinar al General Rafael Reyes. Fracasaron en sus planes y después fueron condenados por un  Consejo de Guerra  Verbal, el delito endilgado a los conspiradores contra Reyes fue ANARQUIA. La suerte estaba echada y el Intendente comprometido. Ya bastante alicorados los conspiradores fueron a sus respectivas viviendas..

Al día siguiente terminaron las discusiones sobre los pormenores jurídicos y morales de los implicados en la conspiración contra Saturio Valencia. Arreglaron la premeditación que exige la Constitución y a pesar de ciertas dudas tomaron la decisión del procedimiento.

Buscaron a unos cómplices de Saturio, con quienes bebía  permanentemente, ellos eran: Jorge Tadeo Lozano, hijo bastardo del Alcalde, Antonio Gómez, Emiliano y Delio Mejía. A ellos se les explicó el plan: Sacar a Manuel Saturio de su casa, llevarlo a emborracharse, gritar consignas neronianas, simular un incendio que ellos mismos sofocarían. Los hechos fueron vertiginosos. Se conformó una Junta de ciudadanos dispuestos a evitar el execrable crimen, de esta Junta de Dirigentes Cívico Sociales hicieron parte: Gonzalo Zúñiga Ángel, Enrique y Ricardo Ferrer, Salomón Posso, Miguel y César Valdés,  Abigail Garcés (Blancos), León García, Alcibíades Garcés, Balbino, Adán, Rodolfo y César Arriaga (mulatos), José Guerrero, Emiliano Vivas, Juan Araujo (negros). Ellos se oponían a la conspiración y asesinato de Manuel Saturio. Propusieron una Rebelión, pero estaban desarmados, quisieron avisarle  al Presidente Reyes, pero no habían medios pues el telégrafo estaba en manos de los conspiradores, con orden expresa de no enviar mensajes al alto gobierno sin visto bueno del Intendente. Muchos conatos de enfrentamientos callejeros, entre blancos y negros; reuniones clandestinas para sofocar la conspiración, pero los negros miedosos no tomaron la decisión, nadie quería enfrentarse a la gendarmería. En dichas reuniones se les explicaba el valor social, cívico, político y moral de Manuel Saturio Valencia Mena. Los negros dejaron de asistir a las reuniones y acusaron a los dirigentes ante los gamonales del pueblo. Un día el Ejército rodeo una de las reuniones y abaleó a los complotados, quedando preso don José Guerrero quien fue enviado a Popayán y herido don Salomón Posso.

Saturio seguía refugiado en su finca del río Cabí. Alejado del licor meditaba en los frutos de la tierra, en cultivar su espíritu para ser nuevamente el Adalid Negro y en unirse eternamente a Deyanira. La visita a su amada la programó para el 1º de mayo de ese año (1907). Los conspiradores pactaron con los falsos amigos de Saturio, la forma y el pago de su brutal obra. Saturio, el tío Braulio y su madre bajaron a Quibdó, buscando algunos elementos para la finca. Estos falsos amigos, aprovecharon la oportunidad para visitarlo y proponerle que fueran a beber. Saturio no se dejó convencer fácilmente apoyado por las súplicas de su madre. Buscaron muchas triquiñuelas. Hoy es primero de mayo, cumple años Eduardo y lo vamos a celebrar con un traguito. Al fin Saturio cayó en la trampa de sus enemigos. Salió con ellos. Una vez embriagados empezaron los gritos contra los blancos, Saturio se dejó contagiar: “Nerón incendió a Roma y nosotros a Quibdó. ¡Abajo los blancos híbridos de la carrera Primera! ¡Hoy le metemos candela  a             este maldito Pueblo”! . Gritaban los contertulios y Saturio con ellos.

Siendo las 12 de la noche de ese primero de mayo y aprovechándose de la embriaguez de Saturio, los testaferros le quitaron el cinturón que le había traído don Félix Meluk de Siria, su sombrero de copa y el pequeño monedero. Saturio salió dando traspiés del bar. Como todos estaban borrachos al sacar las mechas con las cuales iban a hacer la pelota de fuego, incluyeron las prendas íntimas que en las noches de amor, Deyanira había dejado en el aposento de Saturio y que los malhechores en un descuido en la casa de Saturio, las habían extraído. Estas prendas fueron llevadas al juzgado por los soldados que llegaron de inmediato al lugar de los hechos. El complot casi fracasa pues las prendas estaban marcadas con el nombre de Deyanira. Como la justicia estaba de parte de la conjura fueron retiradas del expediente

Según un versionista citado en la obra de doña Teresa Martínez, : “Y en esos momentos yo subía del río con mi copón. Cuando me percate del movimiento me detuve y me escondí en la huerta de la señorita Julia Arrunátegui, para saber de que se trataba., vi. con mis propios ojos cuando los amigos que andaban con Saturio, hicieron una fogata…luego le quitaron el cinturón y el sombrero y salieron gritando…!fuego!. Cuando llegó el pueblo con machetes y hachas, esos señores estaban como ayudando a apagar la candela. Yo me encerré en mi casa para no declarar. Si refería lo que había visto, tal como fue, lo más seguro es que me fusilaran también”.( Obra citada. Pág. 338)

El día miércoles 1 de mayo de 1907, entre la 1 y las 2 de la madrugada, los soldados llegaron a la casa de Tránsito Mena y en medio del insulto y los atropellos capturaron a Manuel Saturio Valencia Mena, ella les preguntó: ¿Que ha hecho mi hijo? Ellos le contestaron: ha incendiado a Quibdó y a su vez ella replicó: ¿En medio de la oscuridad absoluta porqué no se ven las llamas?. No nos diga nada venimos cumpliendo órdenes del Juez Gregorio Ananías Sánchez. Este señor a las dos de la mañana ya esperaba a Saturio en su despacho. Los blancos celebraban el festín, pues todos estaban enterados de la trama que se urdía.

El Juez esperaba a las dos de la mañana la presencia del reo y al tenerlo en su presencia esposado, sonrió con maldad. Lo hizo meter en el calabozo, para empezar las diligencias a las 6 de la mañana del mismo día.

Los primeros testimonios fueron los de Jorge Tadeo Lozano, Antonio Gómez, Delio y Emiliano Mejía. En el mismo acto quedó Saturio implicado como el único autor del delito de incendio. Los negros en su ignorancia declararon que al filo de la media noche del 1 de mayo, habían oído unos gritos y reconocido la voz de Manuel Saturio. La indagatoria se inició sin el lleno de los requisitos legales como era el de asistencia jurídica por parte de un abogado. Como Saturio negara todos los hechos, el Juez hizo que el gendarme Amador Caicedo, le arrancara la confesión del acto irreal de incendio. Fue colgado de los pies, con la cabeza hacia abajo y a través de la tortura le fue arrancado el testimonio. El Juez le notificó que estaba incurso en “incendio premeditado” que era infracción castigada en el art.29 de la Constitución y que por tal motivo no era competente para juzgar este delito, máxime cuando también se tipificaba el delito de Anarquía, y que la provincia del Chocó estaba bajo la legislación especial del Estado de Sitio. Al oír esto Manuel Saturio, lo increpó solicitándole el decreto por el cual se declaraba turbado el orden público, a lo cual el funcionario no pudo responder, solo se dedicó a notificarle la decisión de pasar el expediente al General Palacios Medina, que por competencia del famoso decreto quedaba investido de poder civil y militar. El Juez arguyó que los incendios de Istmina y Tadó, así como los conatos de incendio en Quibdó, eran consecuencia de la supuesta  piromanía del reo.

El día 2 de mayo cuando fue apresado Manuel Saturio, el Juez de la causa Ananías Sánchez, escribió un editorial intitulado “Anarquismo” para el periódico Ecos del Chocó, en el cual colaboraba habitualmente y en donde vomita toda la hiel de la venganza y del odio, que le inspiraba Manuel Saturio Valencia Mena. El Juez se trasladó a la cárcel y notificó al reo sobre su decisión de enviar el expediente al Jefe político y militar de la Intendencia Nacional del Chocó. Por todos los hogares justos de Quibdó a oír el comentario necesariamente se condolían de la suerte de Saturio. Todos sabían que sería fusilado. No hubo careos con los testigos oculares, no hubo alusión a quienes lo acompañaban la noche de la bebeta, no hubo ratificación de las injuradas, manifiesta contradicciones en el escrito, prejuzga como autoridad competente, insinuación que no fundamenta la prueba de los gritos del reo.

El Intendente presa de sus debilidades por la monstruosidad de lo que estaban fraguando, comprendía que Saturio no hacía nada ilegal y que pregonar la igualdad de razas no era un delito y que él no hacía mas que luchar por los derechos civiles y fundamentales entre los hombres, no es delito pregonar y luchar por la libertad y la honra de los seres humanos. El Intendente cayó en cuenta que él no podía asumir la convocatoria del Consejo Verbal de Guerra y fusilar a Manuel Saturio, por que en la Intendencia no estaba turbado el orden público. Fue tanta la intriga y el acoso de los impostores que a pesar de las dudas del general Medina, autorizó a su Secretario para que dictara las providencias respectivas que le dieran visos de legalidad al crimen que estaban prestos a cometer.

El 3 de mayo de 1907, se dictaron los decretos 136, “por medio del cual se declara turbado el orden público en el Chocó y se convoca  el Consejo verbal de Guerra”  y el 137 “por medio del cual crea el Consejo Verbal de Guerra y se nombra los funcionarios para el acto de fusilamiento”.

El  Secretario General de la Intendencia, Coronel Eduardo Ferrer Lora, de pies y ante los nombrados, leyó el decreto el cual quedó así:

Presidente del Consejo Verbal de Guerra
General Justiniano Jaramillo. (Administrador de Hacienda)
Secretario  
Delfino Díaz Ruiz. (No asistió)
Secretario de Plaza                                      
Manuel María Lozano (Alcalde)

Fiscal 
Coronel Eduardo Ferrer Lora (secretario general del Despacho).
Auditor de Guerra                                         
Germán López (Inspector Escolar)
Defensores de Oficio                                  
Heliodoro Rodríguez Quiroz (Blanco) y Dr. Manuel Gregorio Salazar (Mulato).
Pregoneros y Ayudantes
Teniente Coronel Pedro Elías Serrano (Tesorero Municipal) Sargento Mayor Ignacio A. León (Jefe de la Gendarmerías) y el Mayor Crisanto Echeverri (comandante del ejercito) (Blancos).
Peritos y Testigos                                            
Rodolfo Castro y Clodomiro Moreno.
Testigos Oculares                                           
Jorge Tadeo Lozano, Delio y Emiliano Mejia y José Antonio Gómez.
Médico Legista                                              
 Dr. Fausto Domínguez Arango
Escrutadores de Archivo                                
Clodomiro Moreno y Fausto Domínguez
Para Guardar el orden                                     
Columnas de soldados y policías al mando del sargento Mayor Marco A. López

Todos eran miembros de la burocracia blanca y perversa, para colmo se le permitió al Juez Ananías, actuar como periodista oficial del Consejo Verbal de Guerra. Heliodoro Rodríguez había sido derrotado por Saturio en la Batalla de Bellavista, durante la guerra de los Mil Días.

Manuel Saturio Valencia Mena, fue el primer negro que trataba de concientizar y organizar su pueblo, su ejemplo acrisolado, sus estudios, su prédicas por la igualdad, su desempeño en las ramas del poder público, sus reuniones con sus congéneres de raza, sus discursos en las tribunas públicas, hacían de él un líder político.   Irremediablemente Saturio era un líder político, sin embargo,  la Constitución de 1853 había prohibido la pena de muerte por delitos políticos, así como la de 1886, que era la vigente. Por esto, era imposible ser procesado por sus ideas diferenciadas,

“En Quibdó, domingo 5 de mayo de 1907, en el salón principal del Palacio de Gobierno, con la presencia plena del Consejo Verbal de Guerra y del Intendente General Enrique palacios Medina, Jefe Civil y Militar del Chocó, se inició la audiencia contra Manuel Saturio valencia a las 8 P. M .”. Hablaron sucesivamente el Fiscal y los autos increpaban el delito de Incendio Premeditado. El Pregonero mayor leyó la confesión que a través de la tortura le fue arrancada al reo: “Nadie me ha impulsado o sugestionado para cometer el delito, y si lo hice, fue por extralimitación mental al ver que mis aspiraciones y mis esperanzas todas han quedado burladas y quería que también sintieran los que acomodadamente se encuentran, el peso del sufrimiento. DESGRACIADAMENTE MI PLAN SE FRUSTRO Y NO PUDE CONSEGUIR LO QUE DESEABA.”. Esta confesión arrancada con garrote y en donde se presentan contradicciones como es la de decir: “…desgraciadamente mi plan se frustró”, fue la que sirvió como base para el juzgamiento y sentencia de Saturio. El acusado negó su participación en el acto. Los defensores protestaron por las presiones indebidas del Fiscal. El reo le recordó al Fiscal las batallas que en el campo de guerra los había enfrentado. Las barras que pudieron entrar al recinto restringido de la audiencia vociferaron contra el Fiscal. Los defensores de oficio estuvieron muy por debajo de su misión constitucional y también fueron descalificados por la gente presente. Abogados del interior del país que se encontraban presentes protestaron por los atropellos  “Abajo el defensor Salazar!”, gritaban.

El Intendente presionado, ya que el juicio después de dos horas no avanzaba, se retiró preocupado y nervioso. Los abogados Estrada y Pulido, interioranos, que se encontraban de paso en Quibdó sostuvieron una charla con el Fiscal, en los pasillos y le demostraron que la embriaguez en vez de constituir un agravante era en este caso un atenuante, pues el reo adquirió el vicio por traumas sufridos durante su vida. También Rodríguez, uno de los defensores, en uno de sus apartes dice: “ Y también propongo y así se lo acabo de solicitar a mi colega el Doctor Manuel Gregorio Salazar, que nos pongamos de acuerdo para pedir la aplicación de una pena relativa a la consideración del atenuante de la embriaguez, este caso es patológico del sujeto; la enajenación mental en el momento del crimen”. (Pág. 395, “Mi Cristo Negro”) La exposición de Rodríguez fue reconocida como brillante pero no era asumida por los códigos lo cual no le dio la validez legal, aun cuando en ella también estaba presente las dificultades de su hogar en su niñez, la atribulación sufrida por el adulterio de su madre, el escándalo por la frustración de su matrimonio con Arcadia, la persecución indolente de sus enemigos, la falta de apoyo de sus corraciales y su frustrada felicidad con Deyanira.

Ceferino Valencia se encontraba escondido en el zarzo y desde allí con fuerte voz gritó todas las tramas que se entrecruzaban el juicio: Los celos del Intendente por el idilio de Deyanira y Saturio, el asesinato del hijo, la presencia del perito Rodolfo castro Baldrich, hermano de Deyanira y la presencia de todos los enemigos en el Consejo verbal de Guerra.

Varias mujeres de la crema social llegaron a pedir clemencia a favor de Saturio. Una de ellas fue Deyanira Castro Baldrich, quien en el portal exclamó: “ Enrique Palacios Medina, Saturio es inocente” y cayó desmayada.

A la una de la mañana, el Consejo se retiró a deliberar. A las 5 A. M.  del día 6 de mayo de 1907, el Presidente General Justiniano dijo al público: Se ha terminado la audiencia. A la pregunta de los defensores por el veredicto, respondió: “Condenado a muerte”.

Ceferino huyó por el tejado, llegó a su casa, beso a su esposa Pastorita y a sus hijas, juró que nunca pondría sus pies sobre Quibdó, se tiró por la paliadera ( parte trasera de las casas de madera) y se perdió en el confín del tiempo.

Dictada la sentencia, publicada por bando la misma determinó: “Queda encargado de llevar a efecto la sentencia el comandante de la Compañía Suelta que hace la guarnición de la plaza, quien tendrá en cuenta los artículos 48, 49, 50, 52 del Código Penal, el fusilamiento se llevará a efecto mañana a las 6  de la mañana, el lugar será el designado por el Consejo Verbal de Guerra. Las demás personas sindicadas como cómplices del reo, con respecto a las cuales el Consejo no ha hallado pruebas eficientes para condenar, serán puestos a disposición del Ministerio de Guerra.”.

Notifíquese al penado, al señor Fiscal y a los Defensores.

Fdo. ENRIQUE PALACIOS MEDINA Intendente Nacional del Chocó
Secretario Militar Manuel María Lozano.

Inicialmente Manuel Saturio se negó  a firmar la sentencia. Fue presionado al final estampó una rúbrica con tal ligereza que demostraba la ansiedad del momento.

Saturio fue conducido a la cárcel La colorada ubicada en la esquina nororiental de las hoy carrera quinta con calle 24 en Quibdó. Guardado y vendado era conducido por la infame compañía de Vicente Torrijos, quien en cada esquina y al repique del bando, hacía leer la sentencia. Saturio le reclamó el derecho de ver los estragos del incendio. Vicente en cumplimiento del plan preconcebido, no quiso mostrar a Saturio el hipotético incendio.

La legislación vigente imponía el aviso al Presidente de la  República de la sentencia y solo él daría la aprobación definitiva. En la mañana del 6 de mayo fue enviada la sentencia a Bogotá para los trámites de rigor, a la vez los defensores imploraron el indulto. El Defensor Rodríguez fue al presidio a visitar a Saturio, se dieron palabras de mutuo reconocimiento y al despedirse Saturio le dijo: “Sin querer les he ganado la partida final. Al quemar mi cuerpo con los fusiles oficiales van a volver oro mi espíritu …voy a ser lo que he soñado… voy a ser inmortal.” (Mi Cristo Negro” . Martínez de Varela. Pág. 413).
                       
El Presidente Reyes contestó a los defensores diciéndoles: “Oficial. Bogotá mayo 7 de 1907. Asunto sentencia contra incendiario Quibdó, pertenece a Ministerio de Guerra, al cual he pasado vuestro telegrama” Fdo. Reyes. Esto implicaba necesariamente que el proceso continuaba y por tanto la sentencia no se podía cumplir sin el lleno de este requisito.
                                                                                                                                                                  
 El posta enviado por los dirigentes Cívico Sociales llegó al Palacio de los Presidentes el 6 de mayo en la mañana. Desde marzo los aristócratas mantenían una fuerte intriga en Palacio contra Saturio. Vino la confusión, mas cuando el Presidente se dio cuenta de que esa misma mañana había firmado el decreto 522, declarando:” en Estado de Sitio la Intendencia Nacional del Chocó y la Provincia del Sinú”

El Presidente Reyes llamó a sus Ministros y los enteró del mensaje que desde Quibdó  habían enviado los líderes Cívico-Sociales, ante lo cual concluyeron que era una trampa del Intendente  Palacios Medina. El Ministro de Obras Públicas sugirió al presidente enviar un  mensaje circular a las autoridades de Quibdó en donde solicitaban el indulto para el reo. Aun cuando el telegrama no ha aparecido por que todas las autoridades estaban confabuladas en contra de Saturio, en el imaginario del pueblo chocoano está este imaginario.

El lunes 6 de mayo, a las seis de la mañana, Manuel Saturio Valencia Mena, fue sacado de la Cárcel de “la Colorada” y  llevado a Capilla  Ardiente, donde estaba el comando del Ejercito en el Palacio donde hoy funciona el Concejo Municipal de Quibdó y que fue sede mucho tiempo de la Alcaldía de esta capital.

Dos periodista, don Carlos Orrego y Jorge Enrique Díaz, según sus testimonios  lo visitaron en la Capilla  Ardiente, cuando fue notificado de la sentencia. La primera visita fue el lunes 6 a aproximadamente a las siete de la noche y la segunda a las dos de la tarde del día siete de mayo,  dos horas antes de ser pasado por las armas, lo vieron tranquilo y abstraído, con la frente sudorosa. “También notamos que sus ojos estaban coloreados de un amarillo intenso” ( Mi cristo Negro. Pág.426).

El programa de ejecución de Manuel Saturio, fue el siguiente:

1.- El pabellón Nacional a media asta, amarrado con un moño negro.
2.-Los tambores de la escolta serán forrados con tela negra.
3.- Los negros asistentes llevarán el brazo derecho un lazo negro.
4.- Asistirá el Consejo verbal de Guerra en pleno.
5.- Se portará en el desfile el ataúd del reo.
6.- Los militares ayudantes darán los pregones del art. 51 del código Penal, en cada esquina o estación.
7.-El reo irá vestido de TUNICA y llevará los cuerpos del delito, así: el sombrero “coco” en la mano derecha y el cinturón ciñendo la túnica.
8.- El reo no será vendado.
9.- Después del fusilamiento sus restos serán enterrados en una fosa común.

A las 3 de la tarde del 7 de mayo salieron de la Capilla y se dio el primer pregón: Artículo 51 del código penal. Manuel Saturio Valencia Mena, natural y vecino de Quibdo, y reo del delito de incendio, ha sido condenado a la pena de muerte que va a ejecutarse. Si alguno levantare la voz, pidiendo gracia o de cualquier otra manera ilegal tratare de impedirlo será castigado conforme la ley.

El desfile era imponente, Saturio iba a la cabeza de la escolta y detrás de él los miembros del Consejo Verbal de Guerra. Como el delito era incendio el reo iba descalzo y atado con las manos a la espalda, como lo mandaba el código penal.

Se fueron sucediendo las estaciones y en la cuarta doña Tránsito se lanzó a los pies del intendente pidiéndole la gracia de despedirse de su hijo amado, la cual fue concedida. En la quinta estación unos foráneos invitaron al pueblo a levantarse contra la infamia, sin obtener respuesta de los nativos. En la sexta don Félix Meluk ofreció toda su fortuna para obtener el perdón de Saturio. La negativa fue su respuesta y ofreció una sábana blanca para embalsamar el cuerpo se Saturio. Así se fueron sucediendo hechos dolorosos y sensibles ante la inminencia del fusilamiento

Saturio valerosamente se encaminó al patíbulo y no permitió que lo vendaran, pues quería enfrentar a sus verdugos. Saturio llamó al comandante de la plaza y le preguntó:
¿ Esto que va a hacerse conmigo es para escarmiento de la humanidad?
Si señor- a lo cual Saturio repuso:

Entonces, CUMPLASE LA SENTENCIA.

A las cuatro de la tarde los  gendarmes alinearon, levantaron sus rifles, sonaron los tambores, suenan las cornetas y se oye la descarga. El Médico Fausto Domínguez examina el cuerpo de Saturio y lo encuentra aún con vida. A las 4 y diez minutos se ordena una segunda descarga que ciega por completo la vida del mártir. Dos hombres negros desatan el cadáver y lo depositan en la caja rústica que había separado. No se sabe quien dio la orden de llevar el féretro a la casa de Tránsito Mena, su madre, ella al verlo se desmayó. Los vecinos se enfurecieron pero fueron rápidamente controlados por los soldados. La anciana Juana García Correa en su testimonio final, nos dice: “ Y vi con mis propios ojos cuando al pié del árbol Palosanto, donde fue fusilado cavaron la sepultura y lo enterraron allí, entre las 6 y 7 p.m. del martes 7 de mayo de 1907. (Mi Cristo Negro, Pág. 450 )


DESPUÉS DE SU MUERTE:

La muerte de Saturio Valencia se convirtió en un icono, según algunos escritores, 38 años después, ello no es casual porque es precisamente en esa época que empiezan en el sector los discurso “racistas” (llamados por algunos) en los cuales la gente negra empieza a reivindicar una plaza social, y a revelar la importancia de este personaje y su legitimidad, a estar en la historia local.

Ello genera distintas hipótesis de su muerte, donde la más concurrida es la de un asesinato que tiene como motivos oscuro el racismo de la época.  Sin embargo, para algunos lo que realmente determinó su fusilamiento fue el haberse enamorado de una mujer blanca, ello, antes que desmentir la hipótesis del racismo la sustenta., sin embargo, pretende restarle valor a su condición de líder político y prócer que quiso ser el paradigma de su raza organizándola y concientizándola,  para que trascendiera las condiciones infrahumanas en que la tenía sometida las secuelas de la esclavización.

Por ejemplo, en el prólogo al libro de Miguel A. Caicedo Mena sobre  Manuel Saturio Valencia, realizado por Cesar Rivas Lara, se desmiente la hipótesis de que Saturio fue fusilado por ser negro, y lo que queda relevante es el cobro del honor debido al embarazo de Deyanira Castro Baldrich. Allí mismo se expone de manera implícita  de que Saturio fue ayudado por muchos blancos, mucho más que por sus coterráneos negros, y se expone una lista sobre los personajes influyentes que trataron de interceder por él.

Según el autor: Manuel Saturio no fue fusilado “ni por negro ni por inteligente”, sino por sus romances con una señorita de la sociedad.

En contra de esta hipótesis, ha habido varios autores que han intentado rescatar el nombre de Manuel Saturio, sea a través de la literatura, o a través de libros que tienen una pretensión biográfica. Entre ellas se discute a Rogerio Velásquez Murillo, quien da inicios a la Antropología Jurídica en Colombia a través del análisis de la muerte del personaje, (“Memorias del Odio”).  Con la obra “El fusilamiento del Diablo”, Manuel Zapata Olivilla,  intenta, a través de una texto literario resaltar las bondades del prócer; finalmente tenemos a Teresa Martínez de Varela, quien a partir de su obra “Mi Cristo Negro”,  logra demostrar, a partir de una investigación histórica y recreada desde el foco de la Literatura, el racismo de la época y por tanto, el sacrificio del líder, en virtud de la continuidad de un orden social.
En todo caso, hay que resaltar en todas estas obras las características de Manuel Saturio Valencia:

1-     Su formación.
2-     Su capacidad creativa.
3-     Su ascenso social.
4-     Su cuestionamiento del orden social.

En lo relacionado con su muerte existen las siguientes hipótesis
1-    Una forma de cobrar una deuda de honor.
2-   Una forma de desaparecer una “fisura      social”, alguien que rompe esquema y que por tanto cuestiona y trasciende órdenes sociales
3-    Un racismo exacerbado en una época y en un espacio donde era imposible aceptar  el ascenso de un hombre negro,


Ya hemos visto lo que representaba Quibdó en aquella época para los intereses de los blancos y la cercanía de la emancipación de esclavos, el orden social reinante y por tanto no puede ser casualidad que se realice una acción de tal envergadura sobre un individuo, ello solo es posible si es un personaje que tiene en su ser la línea del cambio y que por tanto genera todo el odio racial.
 
En las comunidades que han sido esquilmadas, que han sufrido el rigor de la explotación en diferentes niveles: esclavismo, servilismo, etc., perdura por mucho tiempo las secuelas de la dominación, ello determina la naturalización de condiciones de opresión .

Hoy más que nunca  la reivindicación de la figura del prócer es vigente, en una época en donde se está rescatando el valor del varón y la hembra negr@ y afro colombiano, donde se está construyendo una nueva historia, y sobre todo cuando se está hablando de pensamiento propio y donde se pretende finalizar con el culto a los otros, que no representan para nada el querer del pueblo étnico.
La biografía de Manuel Saturio Valencia es una apuesta a rescatar figuras que sustenten el desarrollo en el pensamiento y en la lucha negra.

Con lo anterior estamos cumpliendo, inicialmente, con el querer de MANUEL SATURIO. Cuando iba hacia el patíbulo dijo:  “SIN QUERER LES ESTOY GANANDO LA PARTIDA  FINAL, CON EL FUEGO DE LOS FUSILES OFICIALES VAN A CONVERTIR MI ESPIRITU EN ORO Y VAN A LOGRAR LO QUE SIEMPRE HE QUERIDO …. VOY A SER INMORTAL”.










BIBLIOGRAFÍA.

BONNIOL, Jean-Luc (1992)n  La Couleur comme maléfice.  Une illustration créole de la généalogie des Blancs et des Noirs, editoriel. Albin Michel.

CAICEDO Miguel Antonio  (2002)  Manuel Saturio (El hombre), Editorial Gráficas “Doña Digna”, QuibdóChocó, 82 páginas.

FERRER G. Vicente (1944)  Fusilamiento de Manuel Saturio Valencia en Quibdó, Editorial. Bolívar, Cartagena, 23 páginas.

GONZALES E. Luis Fernando (2003)  Quibdó:  Contexto Histórico, Desarrollo Urbano y Patrimonio Arquitectónico, Editorial Centro de Publicaciones Universidad Nacional de Colombia, Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico,  Medellín, 362 páginas.

De Varela, Teresa de Jesús Martínez (1982)  Mi Cristo Negro. Editorial De la Policía Nacional, Bogotá, 450 páginas.

VELASQUEZ Rogerio (1994)  Las Memorias del Odio Editorial Departamento de publicaciones de Colcultura, Biblioteca del Darién, Bogotá, 93 páginas.

ZAPATA Olivilla Manuel (1986)  El Fusilamiento del Diablo. Editorial. Plaza & Janes, Bogotá, 209 páginas.

CAICEDO LICONA Carlos Arturo ( 2000 ) Historia de la Ilustración en Chocó y Colombia, Editorial Lealón, Medellín, Página. 15





[1]« René Depestre rapport qu’eut  lieu vers le XVe siècle, juste avant le mouvement de colonisation et la mise en place de la traite  négrière, une assemblée de sorciers qui en voulaient particulièrement au genre humain .  Ils auraient eu alors l’idée d’un maléfice particulièrement  redoutable : faire en sorte que la couleur de la peau, dans les sociétés à venir, soit liée au rang… du fait de la transmission héréditaire de la pigmentation, c’était imposer à des lignées entières, jusqu’à la fin des temps, une tragédie particulière ; mais c’était aussi condamner l’humanité tout entière à se segmenter interminablement, génération après génération, en fonction d’apparences fatalement inscrites dans le corps » . pag. 7. 
[1] BONNIOL Jean-Luc (1992)n  La Couleur comme maléfice.  Une illustration créole de la généalogie des Blancs et des Noirs, ed. Albin Michel.

1 comentario: