« René Depestre cuenta que tuvo lugar, en el siglo XV, antes del
movimiento de colonización, y del comienzo de la trata de esclavos, un conjunto
de brujos que veían de manera especial al género humano. Ellos tuvieron la idea de crear un maleficio
particularmente reductable: hacer que el
color de la piel, en las sociedades futuras, fuera ligado al rango social, a
partir de la transmisión hereditaria de la pigmentación; se trataba de imponer
a líneas[1]
enteras, justo al fin de los tiempos, una tragedia particular, pero significaba
también condenar a la humanidad entera a segmentarse de manera interminable,
generación tras generación, en función de apariencias fatalmente inscritas en
el cuerpo” (Bonniol , 1992:7)(2).
La Contextualización de su
época
Manuel Saturio Valencia Mena, el último
fusilado en Colombia y tal vez en Latino América, el primer negro en la
historia de Colombia y tal vez de Latino América, en ocupar un alto cargo
público, cuando aún la esclavización estaba en las mentes y en las acciones de
los hombres de la sociedad colombiana, quienes pretendían conservar los
privilegios que esa etapa de las relaciones sociales le permitieron reducir a
simples cosas o herramientas a las personas esclavizadas traídas de África.
Dos premisas
que se convierten en una sentencia. ¿Por
qué fue el primer negro en ocupar un alto cargo?. ¿Por qué fue el último fusilado?.¿En qué clase de sociedad se
presentaron los anteriores hechos?. ¿Cuáles son las lecciones que nos deja para
el presente?.¿Cuales son las inquietudes que nos generan y que aún están sin
resolver?.¿ Cómo Manuel Saturio Valencia
puede convertirse en un hito para el pueblo afrocolombiano o afro americano?.
Manuel Saturio Valencia es considerado como el
“negro” mas importante en la historia de Colombia, de finales del siglo XIX y
principios del XX (cfr. Gonzáles ). Fue
el primer negro que ocupó altos cargos en la sociedad colonial racista de
Quibdó: escribano en la iglesia catedral de Quibdó (1875),
cantor del coro, ejecutor de instrumentos musicales, conocedor del inglés, el
francés y el latín, Personero de Quibdó a los 21 años, Juez Penal del Circuito,
-un alto puesto solo ocupado por blancos, y
además, como propio de su nueva condición social, emulaba el consumo de
la élite de la época: su vestimenta, la
compra de propiedades en espacios de moda, fincas, establecimiento de
negocios comerciales, etc.,
Sin embargo no siempre fue así, como se afirma en su biografía Manuel Saturio provenía de una familia muy
humilde, además negra, y solo su
inteligencia y la perspicacia de los curas (siempre contó con su confianza y
apoyo), lo llevó, años después a superar su condición social.
¿Como era Quibdó?, ¿Como se establecían las
relaciones sociales y raciales?
Después de la abolición legal de
la esclavitud, (ley 21 del 21 de mayo de
1.851 ), las personas recién libertas se
internaron en las selvas, y a orillas de los ríos empezaron a construir sus
humildes viviendas; fue así el caso de los padres de Saturio. Los nuevos
ciudadanos ocuparon preferencialmente las márgenes de los ríos y los afluentes de los mismos, este
asentamiento hace que los negros libertos creen un modelo de desarrollo
fundamentado en los productos de la minería, la agricultura y la pesca,
mientras los blancos se encargaban de la comercialización y la exportación de los mismos. Si bien es cierto que algunos
libertos se asentaron en el área urbana de Quibdó, la gran mayoría de
ellos estaba en los sectores suburbanos,
en los montes y en los cinturones de miseria.
Quibdó, ciudad ubicada al interior de la llamada
Costa Pacífica colombiana, hoy región considerada, por los gobiernos de
Colombia, como la mas marginal y pobre del país,. rodeada de selva, a finales del siglo XIX era
tenida como una de las ciudades más prósperas de la república, ubicada en un
lugar estratégico que permitía el intercambio y exportación de materias primas hacia Cartagena y el resto
del mundo, y la importación de lo último de la civilización mundial: estilos
arquitectónicos, la literatura, el vestuario, la música, etc.,
En ese sentido, Quibdó era
un refugio de comerciantes que se
ubicaron a la margen derecha del río Atrato, que constituía para
la época, la principal arteria hidrográfica del occidente colombiano, a través
del cual se impulsaba el comercio y la exportación de la madera, la tágua,
el caucho, el oro y el platino, hacia las fronteras del viejo continente. Lo
que hoy constituye el departamento del Chocó fue asiento de la primera
población fundada por los españoles en tierra firme: Santa María la Antigua del
Darién, “ levantada por Vasco Núñez
de Balboa y Pedrárias Dávila
entre 1510 y 1514, en plena selva tropical a orillas del río Tanela, una
villa a usanza castellana”. ( Historia de la Ilustración en Chocó y Colombia, editorial. Lealón
2.002, página. 15, Carlos Arturo Caicedo Licona )
Es de resaltar que desde los
albores de la independencia (1810), se asentaron en el Chocó colonias
del Líbano, Siria, Damasco, lo mismo que inmigrantes de colonias
cristianas. Además de los extranjeros y
los afrocolombianos también poblaban el espacio personas del interior del país:
vallunos, cundí boyacenses, antioqueños
y oriundos del Viejo Caldas.
Esta ciudad tenía una proporción alta de
población negra, pero era dominada en todos
los sectores por una élite blanca, mulata y
muchas veces extranjera.
Ciudad donde primaba un orden racial totalmente
jerarquizado y heredado de la época esclavista. Donde había valores y estereotipos para cada grupo,
que también, como el resto de la modernidad, eran herederos de otras latitudes.
Por ejemplo: habían dos ideas que se
contraponían: la del blanco que
“representaba frente a la Nación, el progreso, la ilustración y el
comercio del Municipio, y que los blancos que habitaban las riveras del Atrato,
y sobre todo los de Quibdó, son por regla general, robustos,
inteligentes, trabajadores” (tomado de Gonzáles, 2003: 89) y en contraposición
los negros que eran “la población africana
sin ninguna aspiración, ignorante, supersticiosa y abandonada por
instinto” (Ibíd.), En relación a lo anterior (Gonzáles 2003) sostiene que: “La
esclavitud lo desarraigó, por eso no comprendió su misión en la tierra y por
tal motivo no entendió en todo su significado la libertad otorgada, además de
no permitir su participación en la economía, manteniéndose en la
autosubsistencia” (Ibíd. página.89).
Claramente se expresa en la cita y aún en la
historiografía local de la época una población mayoritaria marginalizada y aún
invisibilizada, donde no se establecían aportes para la sociedad y donde solo
era utilizada como mano de obra barata, en la cual los imaginarios sobre la
esclavitud continuaban recientes, y donde no había acceso, entonces, a escalar
socialmente. Era lo que llamaba Jean –Luc Bonniol, 1992, una “sociedad del
color”:
En lo político, había un absoluto
dominio de interióranos en todos los aspectos , con exclusión absoluta de los
nativos negros. Y ello se evidenciaba en el manejo y control del comercio, en
los cargos públicos, etc., y por el otro lado, en la posición marginal de los
nativos ya expuesta por nosotros.
Había una estratificación
espacial que determinaba espacios étnicos, la calle principal, La carrera
Primera, era donde se ubicaban los blancos, en los lugares periféricos, con
tendencia campesina se ubicaban los
negros. Era una clasificación espacial que
correspondía a un orden social, étnico y económico “interiorizado” por
todos.
En este contexto social se
desarrolla la vida de Manuel Saturio, en
donde juega un papel determinante la influencia de los curas Capuchinos que
eran los evangelizadores de la época, quienes al descubrir la inteligencia y
las habilidades artísticas del niño Saturio, lo adoptan como parte del equipo
religioso.
Su Biografía.
Aún se escuchaba el eco de los
tambores de la libertad, otorgada a los seres humanos esclavizados desde África
y subyugados en el transporte y
comercialización en América, cuando nace en Quibdó-Chocó, un niño negro, hijo
del viejo Manuel Saturio Valencia y de Tránsito Mena en la casa situada en la
carrera 5ª Número. 24-144 en la nomenclatura de hoy. Ambos realizaban oficios
domésticos. Su pobreza era tal que vivían como todos los negros discriminados,
de las tareas que los blancos dominantes de la época les encargaban Tránsito
vivía: de vendajes, lavar ropa de otras
familias y hacer oficios domésticos, y don Manuel de la carpintería artesanal.
El nacimiento ocurrió el 24 de
diciembre de 1867. Fue el alborozo de la familia por que en el ya anciano
matrimonio, desde hace tiempo, se esperaba el advenimiento de un niño que
alegrara el hogar. Fue hijo único.
Sin embargo, la importancia de
Saturio, como es evidente, no radica en su condición de haber sido hijo único,
sino en el protagonismo y liderazgo que tuvo para la historia del Chocó, y mas
allá de eso, en las comunidades afrocolombianas. Y ello radica en los
desarrollos que a partir de las condiciones sociales y políticas del momento
conquistó este personaje.
Saturio Valencia vivió una época caracterizada por el racismo, la
discriminación, la exclusión, hacia las personas negras, recién
emancipadas, donde la falta de educación
y exclusión eran predominantes, en un
medio hostil para las personas negras donde su futuro claro era la servidumbre.
Sin embargo, a pesar de las circunstancias Saturio logró trascender su
historia, su espacio, su clase social.
¿Como se manifiesta lo anterior?.
Para ello vamos a introducirnos en la historia socio espacial del lugar donde
se desarrolló Saturio para explicar cómo se inscribió él, en todas las etapas
de su vida.
Desde niño, 7 a 9 años, ayudó con
el sostenimiento de su familia: vendiendo periódicos, vendajes y haciendo los
mandados de la clase dominante. Estos oficios le permitieron aprender a leer
por sus propios esfuerzos e influir en los demás niños con quienes organizaba
juegos, como las bandas musicales con instrumentos realizados de desechos del
medio, con los cuales enfrentaban a los niños blancos y mulatos. Para la época se presentó el hecho que los
niños organizados por Manuel Saturio,
emprendieron una ofensiva para lograr que a los niños negros no se les
excluyera del uso de los recursos naturales.
.
En aquella época (1875) no había
escuelas para los niños negros, esta fue una lucha emprendida por el sector
social al cual pertenecía Manuel Saturio.
Esta lucha permitió que se
abriera por primera vez una escuela en la cual
pudieran estudiar todos los niños sin la discriminación racial (1879),
siendo Director de Instrucción Pública don Jorge Isaacs y César Conto Ferrer,
Presidente del Estado Soberano del Cauca y Gonzálo Zúñiga educador payanés, el
primer maestro de la escuela.
Con la ayuda de los padres
capuchinos Manuel Saturio se convirtió en cantor del coro de la iglesia
catedral y en ejecutor de algunos instrumentos musicales como: el acordeón y la
organela entre otros. También aprende a
tocar guitarra. Su voz en el coro era
escuchada con deleite por todos los asistentes a las misas y aún por las
personas blancas que vivían en el entorno de la catedral.
En el crecimiento intelectual de
Manuel Saturio sus mentores espirituales lo indujeron a las lecturas de
clásicos de la literatura y la filosofía occidental.
Para aquella época, Manuel
Saturio se convierte en el escribano de la parroquia, es el encargado de asentar los nacimientos,
los matrimonios, y los decesos, etc. Que en aquel entonces se llevaban a
mano. Estos oficios le permiten tener
acceso a información clasificada. Por
otro lado, hay que decir que siendo negro, era representativo que a él se le
hubiese dado ese espacio, ello implicaba resentimientos en la época por parte
de los blancos.
Los curas descubren en Manuel Saturio una
capacidad intelectual poco común en los niños de la comarca y lo envían a
estudiar leyes a Popayán en donde traba
íntima amistad con la familia Navia, heredera de feudos y de una gran
influencia social. Por este intermedio consigue ser nombrado Personero de
Quibdó, lo cual llena de asombro y envidia a los blancos dominantes. Su llegada
a Quibdó despertó alborozo en unos y repudio malsano en otros, ya que
consideraban una humillación que un negro fuera nombrado en tan altísimo cargo
de la sociedad chocoana. Trajo el joven
Saturio una carta de los Navia en donde se recomendaba al Dr. Emiliano Vernaza,
Prefecto Del Chocó, el nombramiento de
Personero de la ciudad. Fue su primer cargo público y Saturio fue el primer
negro en ocuparlo. Para la época Saturio tenía 21 años de edad. La alegría de
los negros se manifestó en una gran fiesta organizada a la usanza de la época, a la cual Manuel
Saturio asistió vestido de zapatillas negras con hebillas de oro, Flux de paño
inglés, sombrero “coco”, y una elegante casaca negra que le daba el acabado
perfecto que exige su categoría. Fue
victoreado por sus coraciales y empezó a proyectarse su liderazgo sobre la
comunidad negra
Esta recepción marcaría en la
vida del joven Personero el derrotero de su vida futura, pues los blancos
dominantes se dieron cuenta que estaban frente al crecimiento de un líder en
las comunidades nativas, que les disputaría el poder y que el respaldo de los
nativos, empezaba a tomar altura entre los negros. Pero también de muchos
blancos que despojados de prejuicios raciales veían en Saturio un hombre apto
para el desempeño de funciones y liderazgos sociales, como fue la relación
entre el padre de Manuel Saturio y don Víctor Manuel García, quien intuyó la grandeza del joven. El señor
García era un abogado empírico, blanco, que pertenecía a la aristocracia de
Quibdo.
Para esta época, y dado la
influencia extranjera, ya se habían abierto algunas escuelas públicas para la
enseñanza de los negros, estos empezaban a competir en fiestas, en vestidos, en
alimentación y en vivienda con los señores de la carrera primera (los blancos).
En el ejercicio de la Personería
a Saturio se le presentó una serie de
dificultades no sólo con sus oponentes
de clase, sino con la comunidad negra quien se hace al imaginario de que
Saturio venía a favorecerlos por el sólo hecho de ser negros, haciendo caso
omiso de las faltas que cometían contra
la ley.
La llegada de los hermanos
Maristas (febrero de 1.884, 6 años antes habían llegado los Capuchinos ),
significó para Manuel Saturio Valencia un adelanto en su formación humanística,
con ellos aprendió el Francés, profundizó la lectura de los Clásicos de la
Literatura Universal y la música que compartía con su fiel amigo Ceferino
Valencia. El joven acompañaba a los clérigos en sus recorridos misionales y en
los entierros y misas. Nada más natural que Saturio los acompañara en sus
largos periplos evangelizadores, por los ríos y selvas del Chocó.
Para la edad ya las flechas de
Cupido empezaban a lanzarse sobre su corazón y el amor recogía sus aromas.
Desde niño una niña vecina a la casa de
sus padres, perteneciente a su misma condición social y étnica era preferida
por Saturio, se trataba de Arcadia Blandón Salamandra, hija de don Francisco y
doña Catalina. Por otro lado había una
atracción mutua entre Saturio y la joven blanca Deyanira Castro Baldrich, hija
de una familia pudiente e influyente de la blancocracia, esta familia estaba
conformada por Rubén Castro y doña Felicidad Balcrich. La joven mantenía
rendidos a los jóvenes de la aristocracia y a quienes venían del interior del
país y del Viejo Continente, en busca de los favores de la tierra chocoana. A
esta familia también pertenecían, Rodolfo, Elvia, Vicente.
En medio de una de estas largas
travesías se produce el deceso del viejo Manuel Saturio Valencia dejando en la
orfandad a su próspero hijo. Este hecho llenó de profunda tristeza a Saturio lo
cual preocupó infinitamente a las personas con quienes se relacionaba,
especialmente a su novia, a sus padres y a Ceferino. Su compañera permanente
era la guitarra con quien acompañaba su
llanto.
Con el dinero ganado Saturio dio
muestras de ser un hombre solidario con su familia. Arregló la casa miserable
en que vivían y llenó de alguna comodidad a su anciana madre.
A los 21 años Manuel Saturio
Valencia Mena, nutrido de lecturas políticas y románticas, las cuales eran
sustentadas en su formación artística, y en los valores éticos y morales que su
progenitor le inculcó, empieza su discurrir político El poder social,
económico, político y administrativo
estaba concentrado en las manos de los blancos que pertenecían al partido
Liberal. Manuel Saturio, apoyado por las ideas cristianas y evangelizadoras
opta por pertenecer al Partido Conservador, aun cuando en la base de su
formación social estaban las ideas de Emilio Zolá y su fortaleza en las ideas
libertarias de Bolívar y Nariño
Empezó sus reuniones políticas
con dos o tres godos forasteros (así se conocen los partidarios del
Conservatismo en nuestra patria), ya que
la mayoría de sus contemporáneos militaban en el partido opuesto, en obediencia
a que fue en el gobierno liberal de José Hilario López, que se consiguió la
libertad legal de la esclavización. El peso de la esclavitud aún hacía mella en la conciencia de los
negros que no alcanzaban a descubrir las dimensiones políticas e ideológicas de
este adalid de la raza. Sus palabras y su dialéctica eran convincentes. Su
pluma plasmada en artículos, poemas y canciones, mostraba a las claras, cual
era su proyecto político. Su talento y planteamientos se fueron volviendo
irrebatibles por que estaban basadas en la realidad colonial y material de la época.
Tuvo que enfrentarse a los
blancos políticos, escritores y literatos y a notables de la época en el Chocó. Estas controversias
eran en los balcones, en tertulias públicas a manera de cabildos abiertos.
Saturio se defendía de los ataques insulsos que más que el contenido de sus
acciones se iban por las ramas. Su slogan era: ¡soy el gonfanolero! ¡Soy el
banderín de guerra contra la tiranía y opresión de mi raza!
Saturio hablaba de la explotación
humana y de los recursos que se llevaban los blancos, incitando a la
muchedumbre a no dejarse explotar por esa minoría tirana.
Muchos negros aleccionados por
sus amos asistían a las reuniones de Manuel Saturio y luego iban a contarles a
los blancos sobre el contenido de las mismas, muchas veces tergiversando las palabras
y frases de la reunión. Aquí se ganó de parte de los blancos, el remoquete de
anarquista, empezando con esto, la consigna de acabar con él.
Es importante observar la
cercanía con la emancipación de esclavos (1851), cuando nace Saturio
habían pasado solo 16 años, es de
suponer en principio que sus padres habían sido esclavos, se colige entonces
que no se podían haber dado cambios transcendentes de relacionamiento ¡entre
antiguos amos y esclavos, y que por tanto los relacionamientos eran iguales a
los de la esclavitud: opresores y oprimidos.
En ese sentido, un hombre negro con pretensiones que transcendían en las
determinadas para su grupo racial implica
una ruptura social. Ahora bien, la trascendencia de este hombre sólo
puede ser comprendida o explicada desde su genialidad, o sino, ¿Qué otra
explicación darle a un hombre que logró figurar en una sociedad con mentalidad “esclavista” o con rezagos de
ella, en una sociedad donde 100 años después de su fusilamiento se vislumbran
situaciones de discriminación?. El fin
de Saturio Valencia fue de mártir; en los antecedentes a su fin este hombre
expresaba francas señales de decadencia generadas por la presión social a la
que fue sometido, uno podría decir que fue sometido para volver a ocupar el
lugar que otros (los blancos) creía que se merecía .
Anarquista significa aquí no
adhesión a los patrones y mandatos de la clase dominante que se decían
representantes del Estado
Como los blancos de la época
tenían fincas veraniegas, también Saturio consiguió un terreno en las orillas
del río Cabí, a donde iba los domingos con sus amigos, a pasar días de
esparcimiento. También logró montar una tienda de abarrotes con un crédito que
le facilitó su amigo Félix Meluk. Esta actitud de Saturio era criticada por los
dominantes ya que violaba los códigos secretos que existían en sociedades
cerradas como la quibdoseña: no se podía permitir el ascenso de clase de los de
abajo y Saturio era de ellos. Su prédica y actitud era como poner a pensar en
que los demás desarraigados también podían zafarse del yugo de la servidumbre y
crear propiedades que permitieran desarrollar las fuerzas de trabajo y elevar
las condiciones de vida.
Un hombre con aspiraciones
consideradas demasiado altas para su época, con intereses de propietario, con
capacidad de inversión, con consumos ejercidos por la elite social, y que por
tanto inscribía a su familia en otro contexto,
30 años después de abolida la esclavitud, no era coherente para los otros tanto
progreso para un hombre considerado como representante del lumpen?.¿ De lo mas
bajo que podría tener la sociedad?
En medio de estas actividades
Saturio continuaba sus arengas a los corraciales tratando de que tomaran
conciencia y se resolvieran a cambiar
las condiciones heredadas de una sociedad injusta.
Hay que resaltar la coherencia de
Saturio Valencia en su prédica y sus acciones, algo también a relevar: un
hombre que además de trascender tenía una enorme conciencia social, conciencia
en si y para si como diría Marx, que
asume un papel político de defensor de su “raza” con todos los riesgos
que ello implica. Habría podido ser mas fácil para él ser un hombre sumiso dentro del círculo de
los otros para no perder los beneficios obtenidos, sumirse a las condiciones de
los otros, y pasar inadvertido, este hombre contrario a muchos otros en su
situación asume el riesgo de tener conciencia racial, política y social y se
considera a si mismo como defensor de su “raza”.
La duración de Saturio en la
Personería no fue de mucho tiempo pero demostró ecuanimidad en el ejercicio de
sus funciones, por lo cual el Prefecto Vernaza recomendó a Popayán que el joven
funcionario fuese nombrado como Juez de Rentas, ya que el aspecto fiscal de la
Intendencia estaba desordenado, pues los ricos no pagaban los impuestos,
protegidos por las mismas autoridades.
El 18 de octubre de 1899 estalla
la que se llamó La Guerra de los Mil días, una confrontación civil violenta que
enfrentó a los partidos Conservador y Liberal. Los Conservadores fueron
perseguidos y Saturio se refugió en las montañas de Tutunendo. En Quibdó hubo
muchas tropelías y asesinatos. El anciano Emiliano Vernaza fue ultimado, el
convento de los curas Dominicos fue ocupado y estos enviados en una
motonave río abajo por el Atrato.
Crímenes macabros como el de Los Doce Apóstoles ejecutado en Tadó, mujeres
violadas y apresadas, mientras Saturio desde sus guaridas libraba las batallas
que le merecieron gran reconocimiento al punto de ser designado Capitán del
Ejército Conservador. Sus batallas más significativas fueron las de Tutunendo,
Capotero y Bellavista, esta ya al finalizar la Guerra. No podríamos decir que
hubo vencidos ni vencedores, pues la separación de Panamá obligó a que los
jefes de ambas facciones lograran un armisticio.
Al terminar la guerra, en la Semana Mayor
(1903), llega Saturio a Quibdó acompañado de sus copartidarios y son objeto de
una gran recepción, todos quieren saludarlo y tocarlo, pero los más alborozados
son su madre doña Tránsito Mena, su amigo Ceferino Valencia y las dueñas de su
corazón Deyanira Castro y Arcadia
Blandón. Todos querían saber las
hazañas del héroe.
Mientras se desarrollaba la
guerra fue encargado del Juzgado de Rentas don Delio Mejía y al regresar
Saturio fue restituido en el cargo, cuando Saturio pidió las cuentas claras
Delio, quien se asumía como amigo de Saturio, quiso envolatar las mismas por lo
cual fue sentenciado por peculado. En 1905, Manuel Saturio Valencia Mena, fue
designado Juez Penal del Circuito de Quibdó, venciendo una fuerte oposición de
los blancos que querían imponer a Gregorio Ananías Sánchez y que conjuraban con
mentiras en contra del joven Juez. Aquí también el Dr. Evaristo Navia, viejo
conocido de Saturio, debió acudir a sus influencias para desmontar las argucias
racistas de la época.
Al posesionarse del cargo de
Juez Penal del Circuito de Quibdó, lo
primero que hizo fue desempolvar los montones de expedientes acumulados en
grandes períodos de impunidad. Siendo Juez también fue nombrado profesor de
canto de las escuelas públicas que se habían abierto en Quibdó. En este
ejercicio se percató de la discriminación racial que querían imponer los padres
de los niños blancos contra los negros a los cual Manuel Saturio se opuso con
energía y decisión, buscando que los gastos de uniformes y medias nueves,
fueran subvencionados por el erario oficial. Su actividad protectora de los
derechos de la sociedad se vio reforzada con la presencia de Saturio en las
Instituciones, visitaba con regularidad la cárcel para proteger a los reclusos,
de las arbitrariedades incluso de los mismos negros que creyéndose superiores,
atropellaban a sus semejantes.
En las elecciones presidenciales
fue elegido el general Rafael Reyes quien se posesionó el 7 de agosto de 1.904.
Nombró un gabinete bipartidista. Saturio estaba convencido de que Reyes haría
un gobierno probo por ser del partido conservador y por su postura de
ecuanimidad magistral.
Saturio a hurtadillas se veía con Deyanira y esta a su vez no
escatima esfuerzos para estar con su
príncipe adorado, el hombre de quien se había enamorado desde niña y sobre
quien había derramado su amor, sin embargo las grandes distancias raciales, el
acoso de la familia y de la sociedad en su conjunto, hacían de este amor un
imposible.
Pensaba seriamente que su otra media naranja
sería Arcadia, sin embargo jamás le comunicó a su madre sobre sus
predilecciones sentimentales. Decidido Saturio, de una manera muy hermética
pide a Arcadia desposarse con él. La noticia cunde en el pueblo y Deyanira se
entera, lo que la lleva a la cama: “enferma de amor”. Impulsada por este
sentimiento, Deyanira desafía los imponderables y con la complicidad de su
criada, en una noche de lluvia, completamente disfrazada coge el camino de la
casa de Saturio, toca la puerta y se le entrega en el lecho, con la profundidad
de los amantes que no piensan si no en confundir sus cuerpos. Una y otra vez lo
repite para saciar sus ansias por mucho tiempo insatisfechas, hasta quedar en
estado de embarazo.
La “enfermedad” de Deyanira
escandalizó el pueblo sobre todo a los blancos quienes poco a poco se fueron
enterando de la trama y que les permitía hacer los mas racistas comentarios.
Cuando la información llegó a oídos de Rodolfo Castro Baldrich, la hecatombe
fue monumental. Allí el honor herido, la furia y la envidia acumulada por
muchos años logró escapar de lo más profundo de su sentimiento: “Yo lo mato”,
exclamó.
La gravidez de Deyanira, los
comentarios callejeros, de su madre, del tío Braulio y de su amigo Ceferino
presionaron la conciencia de Saturio y dio como respuesta la bohemia. Nuevas
canciones le arrancó a las musas, la guitarra regalada por Félix Meluk, fue su
compañera, en las noches y en los días de juerga y de bohemia. El hoy parque
del Centenario, fue el nicho de su desesperanza y a donde acudían los
contertulios a soslayarse con la diatriba de Saturio.
Los Capuchinos regresaron a
Quibdó, en busca de sus pertenencias. Saturio fue a saludarlos y a
manifestarles sus agradecimientos por los favores recibidos en la etapa de su
formación. Ellos le indagaron por sus éxitos y le manifestaron sus temores por
tener que administrar justicia a sus enemigos políticos y sociales.
A la usanza de la época Saturio
envió una nota a los padres de Arcadia manifestándoles que el domingo siguiente
iría a su casa, a pedirles la mano de la hija. Saturio no recibió respuesta y
confiado de su sentimiento se acercó el domingo a la casa de Arcadia, esta
había invitado a sus amigas. Todo estaba listo pero don Francisco no salió
prestamente, cuando lo hizo fue para decirle a Saturio que el matrimonio había
que aplazarlo. Nadie entendió las razones. Saturio bebió esa noche más de la
cuenta, el deshonor y la vergüenza lo atormentaban y cuando llegó al día
siguiente a la misa, al notarlo el padre Felipe, alicorado este le contó el incidente.
Don Francisco fue llamado inmediatamente para que diera explicaciones ya que
los sacerdotes consideraban a Saturio como un hijo propio, solo en ese instante
los sacerdotes se enteraron de una gran verdad que había estado oculta, se dieron cuenta de que Saturio era hijo
natural de don Francisco y Tránsito, por tanto hermano de padre de Arcadia, lo
que constituía un impedimento religioso y moral que bloqueaba las aspiraciones
de los novios. Cuando los sacerdotes le dijeron la verdad a Saturio este salió
despavorido en busca de su madre para matarla. Ella no estaba, se había ido para la
finca. En los momentos de mayor ofuscación llegó Ceferino y pudo aplacar
a Saturio. Tránsito no volvió a salir de la finca y Braulio su tío y único testigo, la noche en que doña
Tránsito se le entregó a don Francisco
Blandón se dedicó a la siembra. Acosado
por la misma pena Saturio quedó sin sus
familiares en el poblado. Quebrantado Saturio se dedicó a beber día y noche,
consiguió amigos falsos que lo incitaban y desesperaban en su pena. Repartió
pertenencias y arruinó sus haberes.
A los cuatro vientos y por el correo de las
brujas la noticia se esparció. Los negros serviles eran aprovechados por los
blancos para hacer mofa y colocar en ridículo a Saturio. Toda la sociedad se le
vino encima. Solo Ceferino trataba de sacarlo del estado miserable en que había
caído, pero su empeño no fue suficiente. Dejó de ir a la oficina y el
Secretario del Juzgado no cumplía con sus obligaciones. Esta situación dio pié
para que sus enemigos aprovecharan la ocasión para denunciarlo ante los
Tribunales de Popayán por irresponsable.
La blancocracia de Quibdó
conspiraba buscando la fórmula para sacar del medio a Saturio. Los falsos
amigos participaban de esta conspiración. Invitaban a beber a Saturio y todo lo
iban acomodando a sus nefastos designios.
A finales del año de 1.905, se
promulgó la ley 17, que consagraba una nueva división político-administrativa
de la nación y el Chocó pasó a ser una Intendencia Nacional. El primer Intendente
fue el General Enrique Palacios Medina, quien una vez posesionado se enroscó
con las intrigas de la sociedad, contra el Juez, cada uno de los asistentes a
la recepción dieron su informe contra Saturio. Allí estuvieron Vicente y
Rodolfo Torrijos
De todas maneras el Intendente
abrumado por los comentarios racistas del momento fue interiorizando el odio
contra Manuel Saturio, máxime cuando al
pretender en amores a Deyanira, esta mostró desden por el General. Por esos
días llegaron unos ingenieros Franceses
y fue Manuel Saturio quien mejor los interpretó en sus charlas con las
autoridades, lo cual llenó de complejos a quienes veían en él un rival digno.
“Au revoir monsieurs”, se despidieron los geólogos.” “Merci beaucoup”, replicó Saturio.
Una de las acciones más
intrépidas, mientras Saturio se desempeñó como Juez Penal del Circuito, fue encarcelar a todos
los jueces blancos que le habían antecedido, a quienes sumarió por prevaricato.
En la residencia de Vicente y
Rodolfo Torrijos Barbosa, se realizó la primera reunión para fraguar el
destierro de Saturio ya que su presencia y actividad prosélita resultaba muy
incómoda y estaba cierto que mas temprano que tarde tendría resultados. Ya
algunos negros empezaban a poner tiendas en el Atrato y en San Juan y a tasar
los precios de sus productos. La duda era el acerbo jurídico para justificar el
destierro. Allí apelaron a la calumnia y tramaron pasquines en contra de
nuestro personaje, para así acusarlo ante el Tribunal de Popayán. Dos personas
nativas los hermanos Balbino y César Arriaga, que concurrían a la reunión, lo
defendieron y se retiraron inmediatamente del recinto. Tal como lo habían
planeado empezaron a aparecer pasquines de mal gusto, groseros, vulgares y
ultrajantes en calles y paredes, contra personajes públicos y señoras de bien.
Todo conjuraba contra Saturio y conllevaba a que perdieran en él la confianza y
el poco aprecio que la sociedad sentía por él. El cercamiento continuó, la
perfidia creció y logró empañar el alma de Saturio.
Al decir de doña Teresa Martínez
de Varela, una de sus biógrafas. ( Cfr “Mi Cristo Negro” Página. 284 )
Implacables sus enemigos no se dan por
vencidos y continúan asediándolo en batalla sin cuartel, por lo tanto la
tensión nerviosa del Juez, alterada constantemente arrasa con su paz. La
tristeza se perfila en su alma y lo domina. Y por esta vil causa del problema
del destierro retornó con ahínco al vicio del licor. Su enajenación fue
absoluta, perdió el control de su personalidad y salía a la calle a predicar,
convirtiéndose es hazmerreír de los blancos y de muchos negros. La Biblia fue
su refugio y las prédicas en latín llenaban de gritos y de burlas a quienes lo
oían. … La gritería subía: “Homo hominis
lupus”, les decía. “ Magíster dixi”, les replicaba. ¡ Pueblo de víboras, ¿Hasta
cuando estaré entre vosotros? Este es Quibdó pueblo carcomido por los gusanos
de la envidia y de la injusticia! Almas putrefactas, sepulcros blanqueados!.”.
Una mañana apareció un pasquín en
la puerta del médico Fausto Domínguez, su contrincante en la traducción de las
lenguas extranjeras, avisado el Intendente, fue al despacho del Juez y lo sacó
a empellones para que fuera a la farmacia y limpiara el letrero infame. Esto lo
hizo frente a la población, prodigándole una fuerte humillación y con palabras
soeces dejándolo mal parado ante sus coterráneos. Rodolfo y Vicente Torrijos
Castro Baldrich, Jorge Tadeo Lozano, Delio Mejía, entre otros tramaban cosas
terribles contra Saturio.
El embarazo de Deyanira llegó a
su epílogo, cuidado por las criadas Céfora y Dorotea. Cuando Felicidad y Rubén,
padres de Deyanira, se dieron cuenta de la proximidad del alumbramiento, se
armó el escándalo en el hogar, epítetos, insultos y culpabilidades se cernieron
contra todas las criadas. El padre se desplomó y perdió el conocimiento, al
percatarse que era el Adalid Negro el causante de la preñez. La madre
desarrolló un acceso de tos que la puso al borde de la muerte por la
tuberculosis que la aquejaba. Al final Deyanira tuvo el bebé en casa de una
mujer ciega y vieja que era partera o comadrona tradicional: doña Simodocia. Al
nacer el niño, Elvia, hermana de Deyanira, quien venía sufriendo una demencia,
buscó a su hermana y en un descuido se
robó el recién nacido , fue con él al mercado y se refugió en una covacha
con el bebé. Hasta allí llegó Rodolfo encapuchado, ahogó el niño, lo envolvió
en una sábana, lo empacó en una caja de
cartón y lo tiró al río Atrato. Nadie denunció nada, pues esas eran las
prácticas de la camarilla aristocráticas de la época, el cadáver del niño fue
encontrado cien metros abajo del lugar de los hechos, por unos campesinos, en
un remolino del río
Manuel Saturio no se dio cuenta
de la trágica desaparición de su hijo. Días después Céfora en una cantina,
donde Saturio dormía una borrachera, lo informó del nacimiento del niño, apiadándose e informándole que
había nacido muerto. “OH! Muerte impía, no podías faltar en el camino de mi
hijo para colmarme de amargura y de
infelicidad”, exclamó Saturio.
Los perseguidores de Manuel
Saturio no descansaban en su afán de destruirlo, quejas ,calumnias, pasquines,
consejas y toda la maledicencia llegaba a Popayán, hasta que por fin lograron
su objetivo: Manuel Saturio Valencia Mena, fue separado del cargo más
importante que un negro, de la época, haya conseguido y fue nombrado en su
reemplazo su acérrimo enemigo: Gregorio Ananías Sánchez, desde ese momento y
con Saturio despojado de la inmunidad del cargo, se reunieron los conspiradores
a decidir la suerte de Saturio.
Destituido y arruinado su almacén,
Saturio volvió a la pobreza de su infancia y se enclaustró en el cuarto de su
casa dedicado a la lectura, semanas enteras así lo hizo, hasta que en una
charla con su madre le prometió no volver a beber. Deyanira se quedó viviendo
donde su oportuna partera por que sus padres no quisieron volverla a recibir en
su casa. Elvia fue a visitarla y le contó el desenvolvimiento de la trama.
Eduardo , Vicente, Gregorio Ananías Juez Superior, el Alcalde Manuel María
Lozano, Jorge Enrique Díaz y Delio Mejía, empezaron a fraguar sus planes.
Eduardo propuso una asonada, confiado en que por el liderazgo político de
Saturio, el Presidente Reyes, confiaría en los detalles del in suceso. No era
difícil para los conspiradores armar y aglutinar al pueblo en contra de Saturio,
pero esta idea fue desechada por que después de armados los negros, ¿Quién
podría evitar que las armas se volvieran en contra de los conspiradores? El
Juez Sánchez propuso un incendio premeditado, lo cual era castigado con pena de
muerte según el art. 29 de la Constitución Nacional vigente. El plan fue
aprobado: Una vez simulado el incendio y aprehendido el inculpado, el Juez lo
juzgaría en primera instancia y lo pasaría a la Justicia penal Militar, en
donde el General Palacios Medina, de allí en adelante todo estaría en manos de
los esbirros del sistema. Ya se sabía que la molicie, la falta de organización
y de conciencia de los negros, facilitaría lo que planearon los conspiradores.
Visitaron al intendente y no fue difícil convencerlo del plan. Los conspiradores trajeron a colación
hechos que habían ocurrido un año antes (10 de mayo de 1906), cuando unos
conspiradores iban a asesinar al General Rafael Reyes. Fracasaron en sus planes
y después fueron condenados por un
Consejo de Guerra Verbal, el delito
endilgado a los conspiradores contra Reyes fue ANARQUIA. La suerte estaba
echada y el Intendente comprometido. Ya bastante alicorados los conspiradores
fueron a sus respectivas viviendas..
Al día siguiente terminaron las
discusiones sobre los pormenores jurídicos y morales de los implicados en la
conspiración contra Saturio Valencia. Arreglaron la premeditación que exige la
Constitución y a pesar de ciertas dudas tomaron la decisión del procedimiento.
Buscaron a unos cómplices de
Saturio, con quienes bebía
permanentemente, ellos eran: Jorge Tadeo Lozano, hijo bastardo del
Alcalde, Antonio Gómez, Emiliano y Delio Mejía. A ellos se les explicó el plan:
Sacar a Manuel Saturio de su casa, llevarlo a emborracharse, gritar consignas
neronianas, simular un incendio que ellos mismos sofocarían. Los hechos fueron
vertiginosos. Se conformó una Junta de ciudadanos dispuestos a evitar el
execrable crimen, de esta Junta de Dirigentes Cívico Sociales hicieron parte:
Gonzalo Zúñiga Ángel, Enrique y Ricardo Ferrer, Salomón Posso, Miguel y César
Valdés, Abigail Garcés (Blancos), León
García, Alcibíades Garcés, Balbino, Adán, Rodolfo y César Arriaga (mulatos),
José Guerrero, Emiliano Vivas, Juan Araujo (negros). Ellos se oponían a la
conspiración y asesinato de Manuel Saturio. Propusieron una Rebelión, pero
estaban desarmados, quisieron avisarle
al Presidente Reyes, pero no habían medios pues el telégrafo estaba en
manos de los conspiradores, con orden expresa de no enviar mensajes al alto
gobierno sin visto bueno del Intendente. Muchos conatos de enfrentamientos
callejeros, entre blancos y negros; reuniones clandestinas para sofocar la
conspiración, pero los negros miedosos no tomaron la decisión, nadie quería
enfrentarse a la gendarmería. En dichas reuniones se les explicaba el valor
social, cívico, político y moral de Manuel Saturio Valencia Mena. Los negros
dejaron de asistir a las reuniones y acusaron a los dirigentes ante los
gamonales del pueblo. Un día el Ejército rodeo una de las reuniones y abaleó a
los complotados, quedando preso don José Guerrero quien fue enviado a Popayán y
herido don Salomón Posso.
Saturio seguía refugiado en su
finca del río Cabí. Alejado del licor meditaba en los frutos de la
tierra, en cultivar su espíritu para ser nuevamente el Adalid Negro y en unirse
eternamente a Deyanira. La visita a su amada la programó para el 1º de mayo de
ese año (1907). Los conspiradores pactaron con los falsos amigos de Saturio, la
forma y el pago de su brutal obra. Saturio, el tío Braulio y su madre bajaron a
Quibdó, buscando algunos elementos para la finca. Estos falsos amigos,
aprovecharon la oportunidad para visitarlo y proponerle que fueran a beber.
Saturio no se dejó convencer fácilmente apoyado por las súplicas de su madre.
Buscaron muchas triquiñuelas. Hoy es primero de mayo, cumple años Eduardo y lo
vamos a celebrar con un traguito. Al fin Saturio cayó en la trampa de sus
enemigos. Salió con ellos. Una vez embriagados empezaron los gritos contra los
blancos, Saturio se dejó contagiar: “Nerón incendió a Roma y nosotros a Quibdó.
¡Abajo los blancos híbridos de la carrera Primera! ¡Hoy le metemos candela a este
maldito Pueblo”! . Gritaban los contertulios y Saturio con ellos.
Siendo las 12 de la noche de ese
primero de mayo y aprovechándose de la embriaguez de Saturio, los testaferros
le quitaron el cinturón que le había traído don Félix Meluk de Siria, su
sombrero de copa y el pequeño monedero. Saturio salió dando traspiés del bar.
Como todos estaban borrachos al sacar las mechas con las cuales iban a hacer la
pelota de fuego, incluyeron las prendas íntimas que en las noches de amor,
Deyanira había dejado en el aposento de Saturio y que los malhechores en un
descuido en la casa de Saturio, las habían extraído. Estas prendas fueron
llevadas al juzgado por los soldados que llegaron de inmediato al lugar de los
hechos. El complot casi fracasa pues las prendas estaban marcadas con el nombre
de Deyanira. Como la justicia estaba de parte de la conjura fueron retiradas
del expediente
Según un versionista citado en la
obra de doña Teresa Martínez, : “Y en esos momentos yo subía del río con mi
copón. Cuando me percate del movimiento me detuve y me escondí en la huerta de
la señorita Julia Arrunátegui, para saber de que se trataba., vi. con mis
propios ojos cuando los amigos que andaban con Saturio, hicieron una
fogata…luego le quitaron el cinturón y el sombrero y salieron gritando…!fuego!.
Cuando llegó el pueblo con machetes y hachas, esos señores estaban como
ayudando a apagar la candela. Yo me encerré en mi casa para no declarar. Si
refería lo que había visto, tal como fue, lo más seguro es que me fusilaran
también”.( Obra citada. Pág. 338)
El día miércoles 1 de mayo de
1907, entre la 1 y las 2 de la madrugada, los soldados llegaron a la casa de
Tránsito Mena y en medio del insulto y los atropellos capturaron a Manuel
Saturio Valencia Mena, ella les preguntó: ¿Que ha hecho mi hijo? Ellos le
contestaron: ha incendiado a Quibdó y a su vez ella replicó: ¿En medio de la
oscuridad absoluta porqué no se ven las llamas?. No nos diga nada venimos
cumpliendo órdenes del Juez Gregorio Ananías Sánchez. Este señor a las dos de
la mañana ya esperaba a Saturio en su despacho. Los blancos celebraban el
festín, pues todos estaban enterados de la trama que se urdía.
El Juez esperaba a las dos de la
mañana la presencia del reo y al tenerlo en su presencia esposado, sonrió con
maldad. Lo hizo meter en el calabozo, para empezar las diligencias a las 6 de
la mañana del mismo día.
Los primeros testimonios fueron
los de Jorge Tadeo Lozano, Antonio Gómez, Delio y Emiliano Mejía. En el mismo
acto quedó Saturio implicado como el único autor del delito de incendio. Los
negros en su ignorancia declararon que al filo de la media noche del 1 de mayo,
habían oído unos gritos y reconocido la voz de Manuel Saturio. La indagatoria
se inició sin el lleno de los requisitos legales como era el de asistencia
jurídica por parte de un abogado. Como Saturio negara todos los hechos, el Juez
hizo que el gendarme Amador Caicedo, le arrancara la confesión del acto irreal
de incendio. Fue colgado de los pies, con la cabeza hacia abajo y a través de
la tortura le fue arrancado el testimonio. El Juez le notificó que estaba
incurso en “incendio premeditado” que era infracción castigada en el art.29 de
la Constitución y que por tal motivo no era competente para juzgar este delito,
máxime cuando también se tipificaba el delito de Anarquía, y que la provincia
del Chocó estaba bajo la legislación especial del Estado de Sitio. Al oír esto
Manuel Saturio, lo increpó solicitándole el decreto por el cual se declaraba
turbado el orden público, a lo cual el funcionario no pudo responder, solo se
dedicó a notificarle la decisión de pasar el expediente al General Palacios
Medina, que por competencia del famoso decreto quedaba investido de poder civil
y militar. El Juez arguyó que los incendios de Istmina y Tadó, así como los
conatos de incendio en Quibdó, eran consecuencia de la supuesta piromanía del reo.
El día 2 de mayo cuando fue
apresado Manuel Saturio, el Juez de la causa Ananías Sánchez, escribió un
editorial intitulado “Anarquismo” para el periódico Ecos del Chocó, en
el cual colaboraba habitualmente y en donde vomita toda la hiel de la venganza
y del odio, que le inspiraba Manuel Saturio Valencia Mena. El Juez se trasladó
a la cárcel y notificó al reo sobre su decisión de enviar el expediente al Jefe
político y militar de la Intendencia Nacional del Chocó. Por todos los
hogares justos de Quibdó a oír el comentario necesariamente se condolían
de la suerte de Saturio. Todos sabían que sería fusilado. No hubo careos con
los testigos oculares, no hubo alusión a quienes lo acompañaban la noche de la
bebeta, no hubo ratificación de las injuradas, manifiesta contradicciones en el
escrito, prejuzga como autoridad competente, insinuación que no fundamenta la
prueba de los gritos del reo.
El Intendente presa de sus
debilidades por la monstruosidad de lo que estaban fraguando, comprendía que
Saturio no hacía nada ilegal y que pregonar la igualdad de razas no era un
delito y que él no hacía mas que luchar por los derechos civiles y
fundamentales entre los hombres, no es delito pregonar y luchar por la libertad
y la honra de los seres humanos. El Intendente cayó en cuenta que él no podía
asumir la convocatoria del Consejo Verbal de Guerra y fusilar a Manuel Saturio,
por que en la Intendencia no estaba turbado el orden público. Fue tanta la
intriga y el acoso de los impostores que a pesar de las dudas del general
Medina, autorizó a su Secretario para que dictara las providencias respectivas
que le dieran visos de legalidad al crimen que estaban prestos a cometer.
El 3 de mayo de 1907, se dictaron
los decretos 136, “por medio del cual se declara turbado el orden público en el
Chocó y se convoca el Consejo
verbal de Guerra” y el 137 “por medio
del cual crea el Consejo Verbal de Guerra y se nombra los funcionarios para el
acto de fusilamiento”.
El Secretario General de la Intendencia, Coronel
Eduardo Ferrer Lora, de pies y ante los nombrados, leyó el decreto el cual
quedó así:
Presidente del Consejo Verbal de Guerra
|
General Justiniano Jaramillo. (Administrador de Hacienda)
|
Secretario
|
Delfino Díaz Ruiz. (No asistió)
|
Secretario de Plaza
|
Manuel María Lozano (Alcalde)
|
Fiscal
|
Coronel Eduardo Ferrer Lora (secretario general del
Despacho).
|
Auditor de Guerra
|
Germán López (Inspector Escolar)
|
Defensores de Oficio
|
Heliodoro Rodríguez Quiroz (Blanco) y Dr. Manuel Gregorio
Salazar (Mulato).
|
Pregoneros y Ayudantes
|
Teniente Coronel Pedro Elías Serrano (Tesorero Municipal)
Sargento Mayor Ignacio A. León (Jefe de la Gendarmerías) y el Mayor Crisanto
Echeverri (comandante del ejercito) (Blancos).
|
Peritos y Testigos
|
Rodolfo Castro y Clodomiro Moreno.
|
Testigos Oculares
|
Jorge Tadeo Lozano, Delio y Emiliano Mejia y José Antonio
Gómez.
|
Médico Legista
|
Dr. Fausto
Domínguez Arango
|
Escrutadores de Archivo
|
Clodomiro Moreno y Fausto Domínguez
|
Para Guardar el orden
|
Columnas de soldados y policías al mando del sargento
Mayor Marco A. López
|
Todos eran miembros de la
burocracia blanca y perversa, para colmo se le permitió al Juez Ananías, actuar
como periodista oficial del Consejo Verbal de Guerra. Heliodoro Rodríguez había
sido derrotado por Saturio en la Batalla de Bellavista, durante la guerra de
los Mil Días.
Manuel Saturio Valencia Mena, fue
el primer negro que trataba de concientizar y organizar su pueblo, su ejemplo
acrisolado, sus estudios, su prédicas por la igualdad, su desempeño en las
ramas del poder público, sus reuniones con sus congéneres de raza, sus
discursos en las tribunas públicas, hacían de él un líder político. Irremediablemente Saturio era un líder
político, sin embargo, la Constitución
de 1853 había prohibido la pena de muerte por delitos políticos, así como la de
1886, que era la vigente. Por esto, era imposible ser procesado por sus ideas
diferenciadas,
“En Quibdó, domingo 5 de mayo de
1907, en el salón principal del Palacio de Gobierno, con la presencia plena del
Consejo Verbal de Guerra y del Intendente General Enrique palacios Medina, Jefe
Civil y Militar del Chocó, se inició la audiencia contra Manuel Saturio
valencia a las 8 P. M .”. Hablaron sucesivamente el Fiscal y los autos
increpaban el delito de Incendio Premeditado. El Pregonero mayor leyó la
confesión que a través de la tortura le fue arrancada al reo: “Nadie me ha
impulsado o sugestionado para cometer el delito, y si lo hice, fue por
extralimitación mental al ver que mis aspiraciones y mis esperanzas todas han
quedado burladas y quería que también sintieran los que acomodadamente se
encuentran, el peso del sufrimiento. DESGRACIADAMENTE MI PLAN SE FRUSTRO Y NO
PUDE CONSEGUIR LO QUE DESEABA.”. Esta confesión arrancada con garrote y en
donde se presentan contradicciones como es la de decir: “…desgraciadamente mi
plan se frustró”, fue la que sirvió como base para el juzgamiento y sentencia
de Saturio. El acusado negó su participación en el acto. Los defensores
protestaron por las presiones indebidas del Fiscal. El reo le recordó al Fiscal
las batallas que en el campo de guerra los había enfrentado. Las barras que
pudieron entrar al recinto restringido de la audiencia vociferaron contra el
Fiscal. Los defensores de oficio estuvieron muy por debajo de su misión
constitucional y también fueron descalificados por la gente presente. Abogados
del interior del país que se encontraban presentes protestaron por los
atropellos “Abajo el defensor Salazar!”,
gritaban.
El Intendente presionado, ya que
el juicio después de dos horas no avanzaba, se retiró preocupado y nervioso.
Los abogados Estrada y Pulido, interioranos, que se encontraban de paso en
Quibdó sostuvieron una charla con el Fiscal, en los pasillos y le demostraron
que la embriaguez en vez de constituir un agravante era en este caso un
atenuante, pues el reo adquirió el vicio por traumas sufridos durante su vida.
También Rodríguez, uno de los defensores, en uno de sus apartes dice: “ Y
también propongo y así se lo acabo de solicitar a mi colega el Doctor Manuel
Gregorio Salazar, que nos pongamos de acuerdo para pedir la aplicación de una
pena relativa a la consideración del atenuante de la embriaguez, este caso es
patológico del sujeto; la enajenación mental en el momento del crimen”. (Pág.
395, “Mi Cristo Negro”) La exposición de Rodríguez fue reconocida como brillante
pero no era asumida por los códigos lo cual no le dio la validez legal, aun
cuando en ella también estaba presente las dificultades de su hogar en su
niñez, la atribulación sufrida por el adulterio de su madre, el escándalo por
la frustración de su matrimonio con Arcadia, la persecución indolente de sus
enemigos, la falta de apoyo de sus corraciales y su frustrada felicidad con
Deyanira.
Ceferino Valencia se encontraba
escondido en el zarzo y desde allí con fuerte voz gritó todas las tramas que se
entrecruzaban el juicio: Los celos del Intendente por el idilio de Deyanira y
Saturio, el asesinato del hijo, la presencia del perito Rodolfo castro
Baldrich, hermano de Deyanira y la presencia de todos los enemigos en el
Consejo verbal de Guerra.
Varias mujeres de la crema social
llegaron a pedir clemencia a favor de Saturio. Una de ellas fue Deyanira Castro
Baldrich, quien en el portal exclamó: “ Enrique Palacios Medina, Saturio es
inocente” y cayó desmayada.
A la una de la mañana, el Consejo
se retiró a deliberar. A las 5 A. M. del
día 6 de mayo de 1907, el Presidente General Justiniano dijo al público: Se ha
terminado la audiencia. A la pregunta de los defensores por el veredicto,
respondió: “Condenado a muerte”.
Ceferino huyó por el tejado,
llegó a su casa, beso a su esposa Pastorita y a sus hijas, juró que nunca
pondría sus pies sobre Quibdó, se tiró por la paliadera ( parte trasera
de las casas de madera) y se perdió en el confín del tiempo.
Dictada la sentencia, publicada
por bando la misma determinó: “Queda encargado de llevar a efecto la sentencia
el comandante de la Compañía Suelta que hace la guarnición de la plaza, quien
tendrá en cuenta los artículos 48, 49, 50, 52 del Código Penal, el fusilamiento
se llevará a efecto mañana a las 6 de la
mañana, el lugar será el designado por el Consejo Verbal de Guerra. Las demás
personas sindicadas como cómplices del reo, con respecto a las cuales el
Consejo no ha hallado pruebas eficientes para condenar, serán puestos a
disposición del Ministerio de Guerra.”.
Notifíquese al penado, al señor
Fiscal y a los Defensores.
Fdo. ENRIQUE PALACIOS MEDINA
Intendente Nacional del Chocó
Secretario Militar Manuel María
Lozano.
Inicialmente Manuel Saturio se
negó a firmar la sentencia. Fue
presionado al final estampó una rúbrica con tal ligereza que demostraba la
ansiedad del momento.
Saturio fue conducido a la cárcel
La colorada ubicada en la esquina nororiental de las hoy carrera quinta con
calle 24 en Quibdó. Guardado y vendado era conducido por la infame compañía de
Vicente Torrijos, quien en cada esquina y al repique del bando, hacía leer la
sentencia. Saturio le reclamó el derecho de ver los estragos del incendio.
Vicente en cumplimiento del plan preconcebido, no quiso mostrar a Saturio el
hipotético incendio.
La legislación vigente imponía el
aviso al Presidente de la República de
la sentencia y solo él daría la aprobación definitiva. En la mañana del 6 de
mayo fue enviada la sentencia a Bogotá para los trámites de rigor, a la vez los
defensores imploraron el indulto. El Defensor Rodríguez fue al presidio a
visitar a Saturio, se dieron palabras de mutuo reconocimiento y al despedirse
Saturio le dijo: “Sin querer les he ganado la partida final. Al quemar mi
cuerpo con los fusiles oficiales van a volver oro mi espíritu …voy a ser lo que
he soñado… voy a ser inmortal.” (Mi Cristo Negro” . Martínez de Varela. Pág.
413).
El Presidente Reyes contestó a
los defensores diciéndoles: “Oficial. Bogotá mayo 7 de 1907. Asunto sentencia
contra incendiario Quibdó, pertenece a Ministerio de Guerra, al cual he pasado
vuestro telegrama” Fdo. Reyes. Esto implicaba necesariamente que el proceso
continuaba y por tanto la sentencia no se podía cumplir sin el lleno de este
requisito.
El posta enviado por los dirigentes Cívico
Sociales llegó al Palacio de los Presidentes el 6 de mayo en la mañana. Desde
marzo los aristócratas mantenían una fuerte intriga en Palacio contra Saturio.
Vino la confusión, mas cuando el Presidente se dio cuenta de que esa misma
mañana había firmado el decreto 522, declarando:” en Estado de Sitio la
Intendencia Nacional del Chocó y la Provincia del Sinú”
El Presidente Reyes llamó a sus
Ministros y los enteró del mensaje que desde Quibdó habían enviado los líderes Cívico-Sociales,
ante lo cual concluyeron que era una trampa del Intendente Palacios Medina. El Ministro de Obras
Públicas sugirió al presidente enviar un
mensaje circular a las autoridades de Quibdó en donde solicitaban
el indulto para el reo. Aun cuando el telegrama no ha aparecido por que todas
las autoridades estaban confabuladas en contra de Saturio, en el imaginario del
pueblo chocoano está este imaginario.
El lunes 6 de mayo, a las seis de
la mañana, Manuel Saturio Valencia Mena, fue sacado de la Cárcel de “la
Colorada” y llevado a Capilla Ardiente, donde estaba el comando del Ejercito
en el Palacio donde hoy funciona el Concejo Municipal de Quibdó y que
fue sede mucho tiempo de la Alcaldía de esta capital.
Dos periodista, don Carlos Orrego
y Jorge Enrique Díaz, según sus testimonios
lo visitaron en la Capilla
Ardiente, cuando fue notificado de la sentencia. La primera visita fue
el lunes 6 a aproximadamente a las siete de la noche y la segunda a las dos de
la tarde del día siete de mayo, dos
horas antes de ser pasado por las armas, lo vieron tranquilo y abstraído, con
la frente sudorosa. “También notamos que sus ojos estaban coloreados de un
amarillo intenso” ( Mi cristo Negro. Pág.426).
El programa de ejecución de
Manuel Saturio, fue el siguiente:
1.- El pabellón Nacional a media
asta, amarrado con un moño negro.
2.-Los tambores de la escolta serán
forrados con tela negra.
3.- Los negros asistentes
llevarán el brazo derecho un lazo negro.
4.- Asistirá el Consejo verbal de
Guerra en pleno.
5.- Se portará en el desfile el
ataúd del reo.
6.- Los militares ayudantes darán
los pregones del art. 51 del código Penal, en cada esquina o estación.
7.-El reo irá vestido de TUNICA y
llevará los cuerpos del delito, así: el sombrero “coco” en la mano derecha y el
cinturón ciñendo la túnica.
8.- El reo no será vendado.
9.- Después del fusilamiento sus
restos serán enterrados en una fosa común.
A las 3 de la tarde del 7 de mayo
salieron de la Capilla y se dio el primer pregón: Artículo 51 del código penal.
Manuel Saturio Valencia Mena, natural y vecino de Quibdo, y reo del delito de
incendio, ha sido condenado a la pena de muerte que va a ejecutarse. Si alguno
levantare la voz, pidiendo gracia o de cualquier otra manera ilegal tratare de
impedirlo será castigado conforme la ley.
El desfile era imponente, Saturio
iba a la cabeza de la escolta y detrás de él los miembros del Consejo Verbal de
Guerra. Como el delito era incendio el reo iba descalzo y atado con las manos a
la espalda, como lo mandaba el código penal.
Se fueron sucediendo las
estaciones y en la cuarta doña Tránsito se lanzó a los pies del intendente pidiéndole
la gracia de despedirse de su hijo amado, la cual fue concedida. En la quinta
estación unos foráneos invitaron al pueblo a levantarse contra la infamia, sin
obtener respuesta de los nativos. En la sexta don Félix Meluk ofreció toda su
fortuna para obtener el perdón de Saturio. La negativa fue su respuesta y
ofreció una sábana blanca para embalsamar el cuerpo se Saturio. Así se fueron
sucediendo hechos dolorosos y sensibles ante la inminencia del fusilamiento
Saturio valerosamente se encaminó
al patíbulo y no permitió que lo vendaran, pues quería enfrentar a sus
verdugos. Saturio llamó al comandante de la plaza y le preguntó:
¿ Esto que va a hacerse conmigo
es para escarmiento de la humanidad?
Si señor- a lo cual Saturio
repuso:
Entonces, CUMPLASE LA SENTENCIA.
A las cuatro de la tarde los gendarmes alinearon, levantaron sus rifles,
sonaron los tambores, suenan las cornetas y se oye la descarga. El Médico
Fausto Domínguez examina el cuerpo de Saturio y lo encuentra aún con vida. A
las 4 y diez minutos se ordena una segunda descarga que ciega por completo la
vida del mártir. Dos hombres negros desatan el cadáver y lo depositan en la
caja rústica que había separado. No se sabe quien dio la orden de llevar el
féretro a la casa de Tránsito Mena, su madre, ella al verlo se desmayó. Los
vecinos se enfurecieron pero fueron rápidamente controlados por los soldados.
La anciana Juana García Correa en su testimonio final, nos dice: “ Y vi con mis
propios ojos cuando al pié del árbol Palosanto, donde fue fusilado cavaron la
sepultura y lo enterraron allí, entre las 6 y 7 p.m. del martes 7 de mayo de
1907. (Mi Cristo Negro, Pág. 450 )
DESPUÉS DE SU MUERTE:
La muerte de Saturio Valencia se
convirtió en un icono, según algunos escritores, 38 años después, ello no es
casual porque es precisamente en esa época que empiezan en el sector los
discurso “racistas” (llamados por algunos) en los cuales la gente negra empieza
a reivindicar una plaza social, y a revelar la importancia de este personaje y
su legitimidad, a estar en la historia local.
Ello genera distintas hipótesis
de su muerte, donde la más concurrida es la de un asesinato que tiene como
motivos oscuro el racismo de la época.
Sin embargo, para algunos lo que realmente determinó su fusilamiento fue
el haberse enamorado de una mujer blanca, ello, antes que desmentir la
hipótesis del racismo la sustenta., sin embargo, pretende restarle valor a su
condición de líder político y prócer que quiso ser el paradigma de su raza
organizándola y concientizándola, para que
trascendiera las condiciones infrahumanas en que la tenía sometida las secuelas
de la esclavización.
Por ejemplo, en el prólogo al
libro de Miguel A. Caicedo Mena sobre
Manuel Saturio Valencia, realizado por Cesar Rivas Lara, se desmiente la
hipótesis de que Saturio fue fusilado por ser negro, y lo que queda relevante
es el cobro del honor debido al embarazo de Deyanira Castro Baldrich. Allí
mismo se expone de manera implícita de
que Saturio fue ayudado por muchos blancos, mucho más que por sus coterráneos
negros, y se expone una lista sobre los personajes influyentes que trataron de
interceder por él.
Según el autor: Manuel Saturio no
fue fusilado “ni por negro ni por inteligente”, sino por sus romances con una
señorita de la sociedad.
En contra de esta hipótesis, ha
habido varios autores que han intentado rescatar el nombre de Manuel Saturio,
sea a través de la literatura, o a través de libros que tienen una pretensión
biográfica. Entre ellas se discute a Rogerio Velásquez Murillo, quien da inicios
a la Antropología Jurídica en Colombia a través del análisis de la muerte del
personaje, (“Memorias del Odio”). Con la
obra “El fusilamiento del Diablo”, Manuel Zapata Olivilla, intenta, a través de una texto literario
resaltar las bondades del prócer; finalmente tenemos a Teresa Martínez de
Varela, quien a partir de su obra “Mi Cristo Negro”, logra demostrar, a partir de una
investigación histórica y recreada desde el foco de la Literatura, el racismo
de la época y por tanto, el sacrificio del líder, en virtud de la continuidad
de un orden social.
En todo caso, hay que resaltar en
todas estas obras las características de Manuel Saturio Valencia:
1-
Su formación.
2-
Su capacidad creativa.
3-
Su ascenso social.
4-
Su cuestionamiento del orden social.
En lo relacionado con su muerte
existen las siguientes hipótesis
1- Una
forma de cobrar una deuda de honor.
2- Una
forma de desaparecer una “fisura
social”, alguien que rompe esquema y que por tanto cuestiona y
trasciende órdenes sociales
3- Un
racismo exacerbado en una época y en un espacio donde era imposible
aceptar el ascenso de un hombre negro,
Ya hemos visto lo que
representaba Quibdó en aquella época para los intereses de los blancos y
la cercanía de la emancipación de esclavos, el orden social reinante y por
tanto no puede ser casualidad que se realice una acción de tal envergadura
sobre un individuo, ello solo es posible si es un personaje que tiene en su ser
la línea del cambio y que por tanto genera todo el odio racial.
En las comunidades que han sido
esquilmadas, que han sufrido el rigor de la explotación en diferentes niveles:
esclavismo, servilismo, etc., perdura por mucho tiempo las secuelas de la
dominación, ello determina la naturalización de condiciones de opresión .
Hoy más que nunca la reivindicación de la figura del prócer es
vigente, en una época en donde se está rescatando el valor del varón y la
hembra negr@ y afro colombiano, donde se está construyendo una nueva historia,
y sobre todo cuando se está hablando de pensamiento propio y donde se pretende
finalizar con el culto a los otros, que no representan para nada el querer del
pueblo étnico.
La biografía de Manuel Saturio
Valencia es una apuesta a rescatar figuras que sustenten el desarrollo en el
pensamiento y en la lucha negra.
Con lo anterior estamos
cumpliendo, inicialmente, con el querer de MANUEL SATURIO. Cuando iba hacia el
patíbulo dijo: “SIN QUERER LES ESTOY
GANANDO LA PARTIDA FINAL, CON EL FUEGO
DE LOS FUSILES OFICIALES VAN A CONVERTIR MI ESPIRITU EN ORO Y VAN A LOGRAR LO
QUE SIEMPRE HE QUERIDO …. VOY A SER INMORTAL”.
BIBLIOGRAFÍA.
BONNIOL, Jean-Luc (1992)n La Couleur comme maléfice. Une
illustration créole de la généalogie des Blancs et des Noirs, editoriel. Albin
Michel.
CAICEDO Miguel Antonio (2002)
Manuel Saturio (El hombre), Editorial
Gráficas “Doña Digna”, Quibdó – Chocó, 82 páginas.
FERRER G. Vicente (1944) Fusilamiento de Manuel Saturio Valencia en
Quibdó, Editorial. Bolívar, Cartagena, 23 páginas.
GONZALES E. Luis Fernando
(2003) Quibdó: Contexto Histórico, Desarrollo Urbano y
Patrimonio Arquitectónico, Editorial Centro de Publicaciones Universidad
Nacional de Colombia, Instituto de Investigaciones Ambientales del
Pacífico, Medellín, 362 páginas.
De Varela, Teresa de Jesús
Martínez (1982) Mi Cristo
Negro. Editorial De la Policía Nacional, Bogotá, 450 páginas.
VELASQUEZ Rogerio (1994) Las Memorias del Odio Editorial
Departamento de publicaciones de Colcultura, Biblioteca del Darién,
Bogotá, 93 páginas.
ZAPATA Olivilla Manuel
(1986) El Fusilamiento del
Diablo. Editorial. Plaza & Janes, Bogotá, 209 páginas.
CAICEDO LICONA Carlos Arturo (
2000 ) Historia de la Ilustración en Chocó y Colombia, Editorial Lealón,
Medellín, Página. 15
[1]« René Depestre
rapport qu’eut lieu vers le XVe siècle,
juste avant le mouvement de colonisation et la mise en place de la traite négrière, une assemblée de sorciers qui en
voulaient particulièrement au genre humain . Ils auraient eu alors l’idée d’un maléfice
particulièrement redoutable : faire
en sorte que la couleur de la peau, dans les sociétés à venir, soit liée au
rang… du fait de la transmission héréditaire de la pigmentation, c’était
imposer à des lignées entières, jusqu’à la fin des temps, une tragédie
particulière ; mais c’était aussi condamner l’humanité tout entière à se
segmenter interminablement, génération après génération, en fonction
d’apparences fatalement inscrites dans le corps » . pag. 7.
[1] BONNIOL
Jean-Luc (1992)n La Couleur comme
maléfice. Une illustration créole de la
généalogie des Blancs et des Noirs, ed. Albin Michel.
excelente articulo
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